Aunque el protagonismo se lo llevó la comunión de mi sobrina que fuimos a celebrar, encontre el ratín suficiente para darme uno de esos paseos que tanto me gustan, que me relajan, que me conceden paz y suponen una pausa en esta vida tan ajetrada.
Así que tempranito el domingo, antes del regreso, comencé la ascensión al alto del Acebo, entre la niebla y una brisa fresca. De regreso el Sol fue ganando terreno, haciendo que resultara una pausa gratamente agradable.
Os dejo algunas fotos.
Así que tempranito el domingo, antes del regreso, comencé la ascensión al alto del Acebo, entre la niebla y una brisa fresca. De regreso el Sol fue ganando terreno, haciendo que resultara una pausa gratamente agradable.
Os dejo algunas fotos.
3 comentarios:
No hay nada como encontrar estas pausas en nuestra vida. Estas si que consiguen en poco tiempo ser impresionantemente reponedoras.
Pues dentro de nada estaré por allí haciendo lo mismo...
Asturias o Cantabria, mis rincones preferidos de nuestra geografía.
Saludos.
Publicar un comentario