lunes, 29 de marzo de 2010

El palo y la zanahoria.

Sirva como ejemplo de como poco a poco engañamos a nuestro cuerpo.
Cuando los problemas físicos, cuando los achaques son una rutina, cada nueva zancada es un regalo.
Y así se repite con el nacimiento de cada temporada.
Un nuevo reto que nos llama, desconocido o familiar y las dudas de si llegaremos.
El sacrificio del poder ante la razón de detenerse. Alternando el corazón de continuar con la lógica de aplicar las pausas. Calibrando al detalle esfuerzo y sufrimiento. Lo justo para alcanzar la meta, lo imprescindible para no rompernos, calculando para prolongar nuestra vida deportiva.
Y de nuevo cruzar los dedos y desear vivir ese momento de satisfación personal. De no rendirse. No pedir más. Para mirar el futuro como paréntesis o como despedida si la cosa definitivamente se tuerce.
Y se llega y se celebra como el naufrago que divisa una vela. Como un deseo ya desahuciado. Un imposible.
Pero cada vez más limitado.
El esfuerzo cada vez cobra mayor desgaste. No será posible llegar siempre.
Pero pasa un año, comienza otro y, de un rodaje a unos cambios de ritmo llegan proyectos, ilusiones y de nuevo "por qué no intentarlo, sólo uno más".

martes, 23 de marzo de 2010

Hidalgo eterno.

La bruma abrazaba pasionalmente las aguas del rio Escalda, tres días ya donde apenas podían ver más allá de un par de metros. Pero no necesitaba verlos para saber que aquellos franceses estaban allí. A ratos mudos, a ratos confiados en relajada conversación.
Las órdenes habían sido claras por parte de Don Juán, tomar Valenciennes como fuera. A pesar del hambre, a pesar del frio, del desánimo y del mal fario que llevaba rondándoles de un tiempo a esta parte. Todo por un ducado de paga al mes que desde hace 18 nunca llegaba.
Grijalvo es castellano recio, de estatura media, enjuto y fibroso. De mostacho que clarea fruto del paso de los años y pelo escaso. Pero no hay mejor compañero de armas que este veterano soldado, curtido en mil batallas, vivaz de mirada y rápido de reflejos. Mejor de tu lado que de frente decían sus compañeros de Tercio. El compañero que todos querrían tener guardando la espalda o abriendo camino. Recio de espíritu y humilde de carácter. Un auténtico compañero.
El chambergo rasgado de arrastrarse entre la maleza contenía los restos del último rancho que le quedaba, apenas unas hebras de bacalao curado y reseco y unas cortezas de pan. Las proteinas no las cataba desde aquel lagarto que asaron hará una semana. Pese a todo ni una queja. Allí Don Juan de Austria estaba con ellos, sufriendo las descargas artilleras francesas y, como hidalgo español , todavía el honor era más fuerte que el hambre.
Llegaba el momento, la noche negra ante una Luna desertada. Una encamisada más en busca de la muerte o la gloria. Buscando la sorpresa y el caos en el enemigo. Cada soldado ajustanto su peto, su celada y su espaldar, su banderola o su gola de malla. La camisa, que ya no recuerda cuando fue blanca, por encima del peto para ser reconocido, que no sería de recibo ser degollado por buen extremeño por confusión después de batir al francés.
La daga sujeta a la espalda presta para sesgar cualquier intento de alarma de garganta enemiga y la espada corta en la mano.
Entre él y su objetivo apenas 25 metros lineales y 6 en desnivel. De ese arranque felino dependería su suerte y la de sus compañeros próximos. Afortunadamente siempre el monte fue su aliado y granito, jara, piornos o lajas sus cómplices.
A la señal sus músculos se tensaron y de un brinco saltó abandonando la ribera donde había pasado las últimas 36 horas para en una vertiginosa carrera siguiendo el trazado previsto en su mente durante todo aquel tiempo hasta alcanzar el objetivo donde con destreza cumplió su misión.
Al día siguiente El Mariscal Ferté, 77 oficiales y 1200 soldados fueron hechos prisioneros.
Hubo vino y una libra de carne para cada uno de aquellos famélicos soldados.
Grijalvo, pudo conciliar por fin un breve pero plácido sueño después de tanto tiempo. Un pequeño descanso previo a una nueva batalla.
Pero esa sería ya otra historia

domingo, 21 de marzo de 2010

La llamada de la selva.

Describe Edgar Rice Burroughs en su novela Greystoke una situación infinitamente humana, ancestral y primitiva.
En un tramo de la novela describe como este joven noble nacido y criado en la Selva se haya en plena adaptación a un nuevo mundo urbano, social y clasista. Dominando poco a poco el obligado protocolo o el uso de los cubiertos cuando unos meses antes desgarraba con su cuchillo las presas.
Cuando comienza a ser admitido y atrapado por la sociedad sucede que inevitablemente el rumor de las hojas del bosque, que el bramido de los gamos o el canto del búho destape su necesidad de escapar y fundirse en la noche, en la espesura y en la naturaleza. Algo que forma parte de su ser. Algo que le arrastra irremediablemente a dejar aquel mundo y regresar a la selva.
Sirva el ejemplo para describir algo que me perturba mi interior cíclicamente.
Esa llamada del espíritu nómada, la del cazador, la del trasnhumante que no te permite echar raices en ningún sitio porque necesitas seguir tu camino.
La mochila ligera, los enseres justos, lo imprescindible e imperecedero. Un montón de recuerdos que nos acompañarán siempre pero que no deben ser ancla.
Por que se hace camino al andar.

lunes, 15 de marzo de 2010

Chip pre-maratón.

Hay que ver como funciona la mente.
Hace unos años que no corría un maratón de asfalto. Porque, los maratones de montaña son otra cosa, pruebas en las que predomina la resistencia por encima de cualquier otro factor. Pero que permiten paradas, avituallamientos y alternancia entre la carrera y la marcha a pie.
El maratón de asfalto es ritmo. Sea cual sea el tiempo objetivo hay que llevar una cadencia durante 2,3,4 o 5 horas ritmo, ritmo, ritmo. Nuestro cuerpo se convierte en una máquina capaz de mantener una velocidad de crucero el tiempo necesario hasta llevarnos a meta.
Durante toda mi vida deportiva cuantas no habrán sido las veces que mi cabeza se preguntaba como iba a ser capaz de aguantar entrenamientos de 2 horas en un par de semanas cuando ese mismo día 70 minutos me dejaban fundido.
Llega un día, una mañana, que comienza la preparación del maratón. Normalmente en el momento que haces firme la inscripción si no es muy temprana. Y, misteriosamente tu cuerpo y tu mente cambian.
El ritmo se lleva más fácil, los kilómetros caen más rápidamente y cada entrenamiento se acaba pensando en el siguiente. Las sesiones largas salen dentro de lo establecido y las series dentro de los ritmos controlados. Ya no hay que ir a tope, hay que ser rápido el máximo tiempo posible.
Un misterioso cambio que se produce provocado por la voluntad de alcanzar ese objetivo grabado en nuestro cerebro, toda nuestra maquinaria al servicio de la misma voluntad.
Esta pasada semana un buen amigo me cerró la inscripción al Mapoma. 25 de Abril de 2010.
Y se produjo el pistoletazo de salida.
Ayer reviví uno de esos momentos. Fueron 20 km, los que tenía fijados en la cabeza cuando salí de mi casa a un ritmo exigente pero sorprendentemente cómodo. Terreno de tierra y con sucesión de pequeños repechos. Sirva decir que equivaldrían a 1h35' en 21 km cuando el domingo anterior hice 1h32' en pura competición.
Dentro de los 5 últimos aún fui capaz de sacar 3 por debajo de los 4'25''.
Llevo un tiempo pudiendo entrenar con una cierta regularidad, pero últimamente he alternado semanas de buenas sensaciones y subidón con otras de bajonazo y falta de fuerzas. No he conseguido alcanzar en ningún momento una progresión que me permita arañar alguna mejora evidente, tangible. Los mismos ritmos, los mismos puestos en el pelotón.
Espero que la tendencia cambie y que sea cierto y regrese ese chip pre-maratón.
Objetivo bajar de 3h19'. Sencillamente hacer menos que aquel lejano primer encuentro con la distancia.

domingo, 14 de marzo de 2010

Fin de semana pasado por agua.

Y mira que han sido dos días luminosos, especialmente hoy que no se veía ni una nube en un precioso cielo azul, clareado por los destellos que las cumbres nevadas que nuestra Sierra de Guadarrama reflejaban al astro Sol.
Pues una vez más tocó madrugar, pero la ocasión lo merecía. Campeonato Infantil de Madrid en piscina cubierta. Algo nuevo para nuestra familia que nuestra sirena se disponía a disfrutar.
Después de un par de añitos conseguía el premio de una mínima hace un mes para una competición oficial, sin posibilidades, pero igual premio para tantas horas de entreno. Se trataba de vivir la experiencia sin grandes pretensiones y hacerlo lo mejor posible.
Esta experiencia sin duda reforzará su confianza y estoy seguro que la motivará a seguir realizando esos entrenos de seco o de aeróbico que tanto la cuestan.
La prueba, 100 mts. mariposa. El tiempo, 1'23' . Bajó 2'' su marca anterior. Puesto ,29 sobre 34 nadadoras. Para nosotros es lo de menos.
Luego por la tarde tocaba animar al delfín. Que también disfruta de esto de nadar, con un carácter algo más competitivo que su hermana pero no perdiendo la filosofía del juego en ningún momento.
Esta semana nos han entregado la carta de la FMN para indicarnos que el pequeño también tendrá que acudir a una serie de sesiones para formar un grupo de entrenamiento especial. Llegará el día que nos falten horas para poder estar juntos entre compromisos de unos y otros.
En cualquier caso que aprovechen el momento porque estas cosas también se acaban un día y todo vuelve a la normalidad. Campeones son pocos, me basta con que sean deportistas por practicantes y por modo de percibir la vida, con compromiso, con afán de superación, compañerismo y fuerza de voluntad.

viernes, 5 de marzo de 2010

Un premio gordo.

A finales del año pasado, durante la cena de fin de año, mis compañeros del CD Castillo me plantearon un fabuloso desafío: Entrevistar para la web del Club a la gran Joséfa Cruz, a la que este domingo homenajeamos en la Tragamillas.
Porque, claro está, una cosa es hacer unas preguntas a mi gran amigo Ppong y otra a una de las atletas femeninas más destacadas de los años 80-90.
Alguien con quien he compartido carreras como los 20 km de Adidas, cada cual a su nivel, por supuesto.
Para mí ha sido un premio gordo el poder tener a mi alcance la posibilidad de realizar esta entrevista. No soy periodista pero escribir me gusta, la prueba este blog.
Tengo que agradecer al Club la oportunidad que me brindó y a Josefa o Pepi (como la gusta que le llamen) su disponibilidad, simpatía y comprensión.
En este enlace os dejo el resultado:
http://www.castillocd.com/index.php?option=com_content&view=article&id=125&Itemid=54



martes, 2 de marzo de 2010

Se puede.

Una vez más la vida nos demuestra que podermos ser ambiciosos, creativos e incorformistas. Se pueden hacer cosas y siempre merece la pena.
Rendirse de antemano es pereza. Me llevo una gran lección
El 27 de Febrero amaneció sometido por la amenaza de la "tormenta perfecta". Esto en mayor o menor medida condicionó la vida de muchos de nosotros y la de nuestra iniciativa por Haiti desde luego.
Puntuales a las 8:45 estamos a la puerta de la Ciudad Deportiva, aunque vemos movimiento dentro, esta hasta las 9 en punto no se abre.
Montaje de la mesa de la Cruz Roja y a los pocos minutos primera sorpresa: el Alcalde de Collado Villalba de chandal y zapatillas junto a otros miembros de su ayuntamiento dispuestos a recoger el guante que desde la prensa le habían lanzado ante su suspuesto desinterés por el deporte.
Segunda sorpresa, un grupo de jovenes que estan realizando un curso de fotografía han acudido para practicar técnica y dar fe del evento.
Así de inicio lo primero cierto es que el político de turno fue fotografiado ¿casualidad?.
Y comenzó la rueda de sucesión de vueltas a las pistas en un carrusel de variaciones climatológicas de todo tipo. Mis compañeros de Club fueron acudiendo puntuales los citados y dispuestos los anárquicos.
Fueron 12 horas grandes que quedarán en nuestra memoria y que nos dejarán significativas reflexiones, anécdotas e incluso alguna nueva amistad.
En su transcurso hubo de todo. El compromiso de un Club de Atletismo como el de Moralzarzal que se presentó con entrenador, padres, alevines e infantiles perfectamente equipados para colaborar y dar unas vueltas bajo una pertinaz lluvia que contrasta tristemente con la ausencia de representación del Club de Atletismo Villalba. No quiero pensar que las rivalidades como en el futbol a algunos les lleguen tan dentro. Será otra cosa.
Tuvimos señoras con mayor ánimo que años en las piernas para cumplir caminando con sus paraguas y sus zapatillas hasta completar la vuelta al anillo.
Compañeros que llegaron con la barriga bien llena pensando que no tenían que correr y tuvieron que ponerse en marcha con el último bocado sin digerir.
Voluntarios de la Cruz Roja alucinados cuando alguien con 49 años y 100 vueltas en dos tandas de mañana y tarde marcaba mejores biorritmos, niveles y pulsaciones que los de cualquiera qde ellos.
Padres con sus hijos, mujeres con sus maridos, viejos amigos y de broche final una lluvia a cubos que el viento desperdigaba aleatoriamente por la pista.
Y no nos rendimos.
Con todo esto Cruz Roja recogió 1308,95 €. Más del doble de lo que habían recogido durante toda una semana en un centro comercial cercano.
Nos dejaron muestras de su gratitud por la solidaridad y su reconocimiento ante el esfuerzo que habían prensenciado durante aquel adverso día donde unos locos en zapatillas no habían dejado en ningun momento de dar vueltas alrededor de una pista de atletismo igual que damos vueltas a una idea o un sueño. Que en esta ocasión para el bien de otras personas se cumplió.
Gracias a todos y cada uno de los que de una manera u otra participaron de esta iniciativa.
Para los que les faltó la decisión necesaria, no dejen pasar una nueva ocasión de ser partícipes, de subir al escenario, porque sinceramente, ese pequeño esfuerzo, siempre nos dá mucho más de lo que nos cobra.