La verdad es que estoy muy contento con este XIV MAM. No podían haber salido mejor las cosas vistas hace una semana por ejemplo.
Ayer en la linea de salida por primera vez pudimos estar los 7 Locos del Cerro (Alberto, Fernando, Ppong, Mikel, LuisAngel, Pepe y yo) a pesar de esguinces pasados, sobrecargas y, tristezas presentes.
Para comenzar en lo meteorológico un día perfecto para una prueba como esta, al record de Raúl García Castán me remito, que lo ha mejorado en 20' respecto al pasado año, aparte claro está, de la calidad propia de este campeón. Pero esta prueba con 20º o más, penaliza en minutadas el rendimiento de cada uno de nosotros.
Como digo el día amaneció cubierto y según subíamos a Cercedilla las dudas sobre la posibilidad de que acortaran el recorrido se afianzaban. Aunque parezca contradictorio esta es la peor noticia para un aspirante a superviviente a pesar del supuesto alivio kilométrico, nos priva de disfrutar de tramos de vistas bellísimas y de comprobar la supuesta capacidad de nuestro cuerpo. Por lo tanto el 99,99% de los presentes preferimos enfrenarnos al monstruo en su totalidad.
Poco antes de las 8, alternancia de claros entre las nubes y ya en la linea de salida la confirmación por parte de la organización de que de inicio el recorrido se afronta en su totalidad. Grito de guerra entusiasta al más puro estilo bárbaro.
Rostros afilados me rodean, la concentración ante lo que nos espera, los miedos y las ilusiones en acompasados latidos se suceden en nuestra mente a cada bombeo de sangre.
Y de forma natural comienza la prueba.Como vengo contando este año me decidí a intentar una prueba de las denominadas de Ultradistancia, 88 km en la zona del Goierri Guipuzkoano. Así que mi mente en este MAM no dejaba de enviarme mensajes de prudencia meditada, de frialdad y de capacidad de autocontrol, de pensar en el mañana. Evitar una posible lesión y guardar fuerzas y experiencia para el futuro.
He entrenado bien estas semanas pasadas, he realizado salidas de más kilómetros a las habituales que me han ido curtiendo en los ritmos lentos y me han dado resistencia. eso sí, manteniendo los habituales en cada semana (menos sesiones, más largas). En las últimas subidas por el Cerro sabía que me faltaba explosividad pero me sobraba fondo. Me he notado fuerte. Quería rendir bien, pero no quería vaciarme para mantener el ritmo en los próximos entrenos. Era fundamental no vaciarse.
Así que aprovechando las inclemencias meteorológicas que invitaban a ir bien pertrechado ante posibles imprevistos salí con la mochila en la espalda, con su liquido, alimento, chubasquero, guantes, manguitos... y, decidí utilizar los bastones telescópicos por primera vez en esta prueba, ideales para un ritmo relativamente tranquilo y un terreno resbaladizo. Sería la mejor de las pruebas de cara a la ultra, la propia competición.
Aunque la idea de inicio era la de marchar mayoritariamente agrupados, como siempre aquello se convirtió en un rosario. Inevitablemente en lo que era, en una carrera. Todos con sus motivos. Por quemar adrenalina y liberar tensiones, por juventud, por calidad, por evitar parones, por sacar una renta para el temido pinchazo final... Nos agrupamos en algún avituallamiento primero y ya no volvimos a coincidir hasta el final.
En mi caso me quedé en cola acompañando a mi buen amigo Pepe. Sería hipócrita decir que tan solo me quedé por ayudarle, que también, ya que era para mi una gran satisfación que terminara después de un par de intentos. Realmente su ritmo era mi mejor entrenador, mi mejor aliado. Como decía hace un par de entradas ese "Más deprisa es más despacio" me persigue y estoy totalmente mentalizado en llegar al tercio final de cada salida en las mejores condiciones posibles.
Subimos Peñalara guardando y manteniendo una distancia prudencial con nuestro predecesores, especialmente con Luis y Mikel. Y empecé a dar rienda suelta a mi felicidad animando a cada corredor que me cruzaba ya de vuelta y a los que sobrepasaba en mi búsqueda de la cima de Madrid. Emotivo fue el abrazo que pude pegarme con Luisete (gran corredor de la Granja) que se encuentra saliendo de una lesión y que aprovechó para entrenar por la zona y ver la prueba.
Pasamos el maldito lugar donde Pepe se dejo el tobillo el pasado año con los 5 sentidos puestos, bien cerca para agarrarle del brazo al menor traspiés (afortunadamente sólo pasó una vez) y nos fuimos en búsqueda del tubo de cabezas.
Es curioso pero en la primera mitad de esta subida no me encontraba excesivamente bien, incluso comparado con el año pasado que hicimos un subidón Alberto y yo, creo que peor. Pero en el meridiano de la misma y tal vez por darle un poco más de caña a las piernas al ver a Luis y Mikel por delante todo fue como un reloj. Llegué hasta ellos fácil para ver que tal iban y animarles y de nuevo me dejé atrapar por Pepe. En este tramo Pepe fue donde peor lo pasó, todo gel y trago al bidón le era poco. El cansancio sumado a la prudencia en la subida y el temor a la bajada obligaba a esporádicas paradas. Pero pasó y enfilamos Valdemartín.
Fue ya casi en la cima de este punto donde de nuevo divisé a la pareja que iba por delante y de nuevo me lanzé a su búsqueda. Por un lado me sentía agobiante con Pepe con mis continuos giros de cabeza en su búsqueda y mis paradas en su espera. Por otro mi motor estaba funcionando perfectamente y rugía suplicando alguna licencia.
Le dije a Pepe que me iba en busqueda de nuestros compañeros y que en algún avituallamiento próximo le esperaría.
Así les alcancé, les animé, me metí un poco con ellos y seguí a Navacerrada donde esperaba que hubiera algunos compañeros del club que nos dijeron que igual nos acompañaban hasta meta. Un alegrón al encontrarme con tres de ellos pero ninguno de corto.Subidón al ver a los compañeros del Castillo, llegan Mikel y Luis, avituallan, hablamos y me dicen que prefieren no parar demasiado, que prefieren seguir.
Este fue el peor momento del día cuando a mis ansias por lanzarme pletórico a meta le amarraba la responsabilidad moral adquirida con Pepe que venía por detrás.
Egoistamente habría deseado que cualquiera de los amigos que esperaban, o que Mikel o LuisAngel se hubieran ofrecido a realizar la parte final contigo. Pero tras unos instantes de duda, pensando que lo más dificil ya estaba hecho arranqué, el ansia me pudo (mil disculpas Pepe).
Si no había esperado a mi compañero durante 33 km no iba ya esperar a nadie y me lancé dando rienda suelta a mis piernas que durante toda la bajada no dejaron de dar alcance uno tras otro a varios corredores, sin piedad, compartiendo 1 o 2 km con alguno y apenas una ráfaga de aire con otros, salpicándome del agua fresca en cada vadeo del arroyo Navalmedio. Mostrándome la fuerza acumulada. No puedo decir lo que tardé en hacer esos 7 km porque el fore me lo dejé parado en el avituallamiento, pero tan suelto, fuerte y fácil no he bajado ningún MAM.
Me lo dediqué a mi, por loco, por tozudo, por megasuperviviente como forma de crecerme ante lo que me espera.
Después en meta tras los primeros momentos de alegría al encontrarme con los adelantados y ver como iban llegando Mikel y Luis, la congoja y el anhelo de que apareciera Pepe por fin para completar la alegría (o aplacar mi conciencia supongo). La idea de que sufriera algún percance desde mi marcha me atormentaba. Por suerte hubo pleno, 7 de 7 merecidos y esforzados supervivientes vencieron al Maratón Alpino Madrileño 2010.
Para finalizar, os dejo las principales conclusiones técnicas, anímicas y logísticas de ayer.
- La temperatura fue extraordinaria para una prueba de larga duración.
- Los palos me acompañarán sin duda el día 16. No sólo me ayudan en parte del recorrido sino que me "estorban" lo suficiente para lograr un ritmo adecuado que sin ellos sería más de carrera que de travesía. Me trasladan esa mentalidad de caminante y es la que necesito.
- Los manguitos de ciclista, que usé por primera vez son una maravilla, más calidos que una fina camiseta cuando los alzas y fácil de bajar cuando no hacen falta.
- Avituallarse bien, con calma en cada puesto, fundamental. Los productos que empleé (una barrita de la marca mulebar y unas gominolas de powerbar) ya están preparados para el Goierri.
- Tengo que terminar de encontrar una camiseta que me ajuste el cuello de forma que no me roce el tirante de la mochila en los vaivenes.
- Mi planteamiento táctico perfecto. Las piernas calientes y la mente fria. Hay que llegar con fuerzas al último tercio de la prueba.
- Puede ser que para alcanzar la perfección tan solo le faltara una gran marca. Puede ser el único pero, o el casi. Probablemente el domingo podría haber hecho la mejor de mis marcas en este recorrido del MAM, pero este año no tocaba. La 15 edición ya espera.
Para acabar os dejo la foto que gracias a Alberto por el soporte y a Arturo por el pulso nos hicimos en meta poco antes de recogernos a casa.
La historia continua en la G2handiak.....
Para comenzar en lo meteorológico un día perfecto para una prueba como esta, al record de Raúl García Castán me remito, que lo ha mejorado en 20' respecto al pasado año, aparte claro está, de la calidad propia de este campeón. Pero esta prueba con 20º o más, penaliza en minutadas el rendimiento de cada uno de nosotros.
Como digo el día amaneció cubierto y según subíamos a Cercedilla las dudas sobre la posibilidad de que acortaran el recorrido se afianzaban. Aunque parezca contradictorio esta es la peor noticia para un aspirante a superviviente a pesar del supuesto alivio kilométrico, nos priva de disfrutar de tramos de vistas bellísimas y de comprobar la supuesta capacidad de nuestro cuerpo. Por lo tanto el 99,99% de los presentes preferimos enfrenarnos al monstruo en su totalidad.
Poco antes de las 8, alternancia de claros entre las nubes y ya en la linea de salida la confirmación por parte de la organización de que de inicio el recorrido se afronta en su totalidad. Grito de guerra entusiasta al más puro estilo bárbaro.
Rostros afilados me rodean, la concentración ante lo que nos espera, los miedos y las ilusiones en acompasados latidos se suceden en nuestra mente a cada bombeo de sangre.
Y de forma natural comienza la prueba.Como vengo contando este año me decidí a intentar una prueba de las denominadas de Ultradistancia, 88 km en la zona del Goierri Guipuzkoano. Así que mi mente en este MAM no dejaba de enviarme mensajes de prudencia meditada, de frialdad y de capacidad de autocontrol, de pensar en el mañana. Evitar una posible lesión y guardar fuerzas y experiencia para el futuro.
He entrenado bien estas semanas pasadas, he realizado salidas de más kilómetros a las habituales que me han ido curtiendo en los ritmos lentos y me han dado resistencia. eso sí, manteniendo los habituales en cada semana (menos sesiones, más largas). En las últimas subidas por el Cerro sabía que me faltaba explosividad pero me sobraba fondo. Me he notado fuerte. Quería rendir bien, pero no quería vaciarme para mantener el ritmo en los próximos entrenos. Era fundamental no vaciarse.
Así que aprovechando las inclemencias meteorológicas que invitaban a ir bien pertrechado ante posibles imprevistos salí con la mochila en la espalda, con su liquido, alimento, chubasquero, guantes, manguitos... y, decidí utilizar los bastones telescópicos por primera vez en esta prueba, ideales para un ritmo relativamente tranquilo y un terreno resbaladizo. Sería la mejor de las pruebas de cara a la ultra, la propia competición.
Aunque la idea de inicio era la de marchar mayoritariamente agrupados, como siempre aquello se convirtió en un rosario. Inevitablemente en lo que era, en una carrera. Todos con sus motivos. Por quemar adrenalina y liberar tensiones, por juventud, por calidad, por evitar parones, por sacar una renta para el temido pinchazo final... Nos agrupamos en algún avituallamiento primero y ya no volvimos a coincidir hasta el final.
En mi caso me quedé en cola acompañando a mi buen amigo Pepe. Sería hipócrita decir que tan solo me quedé por ayudarle, que también, ya que era para mi una gran satisfación que terminara después de un par de intentos. Realmente su ritmo era mi mejor entrenador, mi mejor aliado. Como decía hace un par de entradas ese "Más deprisa es más despacio" me persigue y estoy totalmente mentalizado en llegar al tercio final de cada salida en las mejores condiciones posibles.
Subimos Peñalara guardando y manteniendo una distancia prudencial con nuestro predecesores, especialmente con Luis y Mikel. Y empecé a dar rienda suelta a mi felicidad animando a cada corredor que me cruzaba ya de vuelta y a los que sobrepasaba en mi búsqueda de la cima de Madrid. Emotivo fue el abrazo que pude pegarme con Luisete (gran corredor de la Granja) que se encuentra saliendo de una lesión y que aprovechó para entrenar por la zona y ver la prueba.
Pasamos el maldito lugar donde Pepe se dejo el tobillo el pasado año con los 5 sentidos puestos, bien cerca para agarrarle del brazo al menor traspiés (afortunadamente sólo pasó una vez) y nos fuimos en búsqueda del tubo de cabezas.
Es curioso pero en la primera mitad de esta subida no me encontraba excesivamente bien, incluso comparado con el año pasado que hicimos un subidón Alberto y yo, creo que peor. Pero en el meridiano de la misma y tal vez por darle un poco más de caña a las piernas al ver a Luis y Mikel por delante todo fue como un reloj. Llegué hasta ellos fácil para ver que tal iban y animarles y de nuevo me dejé atrapar por Pepe. En este tramo Pepe fue donde peor lo pasó, todo gel y trago al bidón le era poco. El cansancio sumado a la prudencia en la subida y el temor a la bajada obligaba a esporádicas paradas. Pero pasó y enfilamos Valdemartín.
Fue ya casi en la cima de este punto donde de nuevo divisé a la pareja que iba por delante y de nuevo me lanzé a su búsqueda. Por un lado me sentía agobiante con Pepe con mis continuos giros de cabeza en su búsqueda y mis paradas en su espera. Por otro mi motor estaba funcionando perfectamente y rugía suplicando alguna licencia.
Le dije a Pepe que me iba en busqueda de nuestros compañeros y que en algún avituallamiento próximo le esperaría.
Así les alcancé, les animé, me metí un poco con ellos y seguí a Navacerrada donde esperaba que hubiera algunos compañeros del club que nos dijeron que igual nos acompañaban hasta meta. Un alegrón al encontrarme con tres de ellos pero ninguno de corto.Subidón al ver a los compañeros del Castillo, llegan Mikel y Luis, avituallan, hablamos y me dicen que prefieren no parar demasiado, que prefieren seguir.
Este fue el peor momento del día cuando a mis ansias por lanzarme pletórico a meta le amarraba la responsabilidad moral adquirida con Pepe que venía por detrás.
Egoistamente habría deseado que cualquiera de los amigos que esperaban, o que Mikel o LuisAngel se hubieran ofrecido a realizar la parte final contigo. Pero tras unos instantes de duda, pensando que lo más dificil ya estaba hecho arranqué, el ansia me pudo (mil disculpas Pepe).
Si no había esperado a mi compañero durante 33 km no iba ya esperar a nadie y me lancé dando rienda suelta a mis piernas que durante toda la bajada no dejaron de dar alcance uno tras otro a varios corredores, sin piedad, compartiendo 1 o 2 km con alguno y apenas una ráfaga de aire con otros, salpicándome del agua fresca en cada vadeo del arroyo Navalmedio. Mostrándome la fuerza acumulada. No puedo decir lo que tardé en hacer esos 7 km porque el fore me lo dejé parado en el avituallamiento, pero tan suelto, fuerte y fácil no he bajado ningún MAM.
Me lo dediqué a mi, por loco, por tozudo, por megasuperviviente como forma de crecerme ante lo que me espera.
Después en meta tras los primeros momentos de alegría al encontrarme con los adelantados y ver como iban llegando Mikel y Luis, la congoja y el anhelo de que apareciera Pepe por fin para completar la alegría (o aplacar mi conciencia supongo). La idea de que sufriera algún percance desde mi marcha me atormentaba. Por suerte hubo pleno, 7 de 7 merecidos y esforzados supervivientes vencieron al Maratón Alpino Madrileño 2010.
Para finalizar, os dejo las principales conclusiones técnicas, anímicas y logísticas de ayer.
- La temperatura fue extraordinaria para una prueba de larga duración.
- Los palos me acompañarán sin duda el día 16. No sólo me ayudan en parte del recorrido sino que me "estorban" lo suficiente para lograr un ritmo adecuado que sin ellos sería más de carrera que de travesía. Me trasladan esa mentalidad de caminante y es la que necesito.
- Los manguitos de ciclista, que usé por primera vez son una maravilla, más calidos que una fina camiseta cuando los alzas y fácil de bajar cuando no hacen falta.
- Avituallarse bien, con calma en cada puesto, fundamental. Los productos que empleé (una barrita de la marca mulebar y unas gominolas de powerbar) ya están preparados para el Goierri.
- Tengo que terminar de encontrar una camiseta que me ajuste el cuello de forma que no me roce el tirante de la mochila en los vaivenes.
- Mi planteamiento táctico perfecto. Las piernas calientes y la mente fria. Hay que llegar con fuerzas al último tercio de la prueba.
- Puede ser que para alcanzar la perfección tan solo le faltara una gran marca. Puede ser el único pero, o el casi. Probablemente el domingo podría haber hecho la mejor de mis marcas en este recorrido del MAM, pero este año no tocaba. La 15 edición ya espera.
Para acabar os dejo la foto que gracias a Alberto por el soporte y a Arturo por el pulso nos hicimos en meta poco antes de recogernos a casa.
La historia continua en la G2handiak.....
6 comentarios:
Cuanta fuerza amigo... qué envidia que me das... y eso es solo secundario... ¡eres un tío muy grande!
Josema me alegra mucho ver las buenas sensaciones que tienes. Siempre confié en que saldrías de la mala racha. Un placer compartir contigo el próximo reto.
Mikel las fuerzas espero guardarlas para la G2H. Estoy seguro que llegaremos en buenas condiciones... a pesar de las seguras "molestias" finales.
Fernando. Yo si que me alegro de que hayas podido estrenarte en el MAM después de las ganas con que te quedaste el pasado año y del esguince que hace unas semanas dejo en el aire tu participación.
Has demostrado una gran sabiduría y fortaleza mental. Eso dentro de un mes será fundamental para todos.
Enhorabuena por ser un megasuperviviente del MAM, mi reconocimiento por estar 14 años completando el recorrido.
Que tengas mucha suerte en la Eunmilak, y ya me contarás que yo la tengo prevista para el año que viene.
Dale duro.
Un abrazo.
Prisi, poco más se puede añadir a lo que nos hemos ido diciendo durante la semana y en diversos medios, incluso en el de tu a tu, sólo resaltar de nuevo que lo que más me impresiona y a la par me admira de ti es que eres capaz de anteponer la A de Amistad a la de Atletismo en plena carrera. Por lo menos para mí, egoístamente, me es muy complicado no ser algo dado a mirarme el ombligo. Eso sí, en la G2H cuatro seremos uno (por la cuenta que me trae).
Enhorabuena Prisi. Semejante carrera y con sensaciones buenas. Después de todo ha merecido la pena ¿Verdad?
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