Hace unos años que no corría un maratón de asfalto. Porque, los maratones de montaña son otra cosa, pruebas en las que predomina la resistencia por encima de cualquier otro factor. Pero que permiten paradas, avituallamientos y alternancia entre la carrera y la marcha a pie.
El maratón de asfalto es ritmo. Sea cual sea el tiempo objetivo hay que llevar una cadencia durante 2,3,4 o 5 horas ritmo, ritmo, ritmo. Nuestro cuerpo se convierte en una máquina capaz de mantener una velocidad de crucero el tiempo necesario hasta llevarnos a meta.
Durante toda mi vida deportiva cuantas no habrán sido las veces que mi cabeza se preguntaba como iba a ser capaz de aguantar entrenamientos de 2 horas en un par de semanas cuando ese mismo día 70 minutos me dejaban fundido.
Llega un día, una mañana, que comienza la preparación del maratón. Normalmente en el momento que haces firme la inscripción si no es muy temprana. Y, misteriosamente tu cuerpo y tu mente cambian.
El ritmo se lleva más fácil, los kilómetros caen más rápidamente y cada entrenamiento se acaba pensando en el siguiente. Las sesiones largas salen dentro de lo establecido y las series dentro de los ritmos controlados. Ya no hay que ir a tope, hay que ser rápido el máximo tiempo posible.
Un misterioso cambio que se produce provocado por la voluntad de alcanzar ese objetivo grabado en nuestro cerebro, toda nuestra maquinaria al servicio de la misma voluntad.
Esta pasada semana un buen amigo me cerró la inscripción al Mapoma. 25 de Abril de 2010.
Y se produjo el pistoletazo de salida.
Ayer reviví uno de esos momentos. Fueron 20 km, los que tenía fijados en la cabeza cuando salí de mi casa a un ritmo exigente pero sorprendentemente cómodo. Terreno de tierra y con sucesión de pequeños repechos. Sirva decir que equivaldrían a 1h35' en 21 km cuando el domingo anterior hice 1h32' en pura competición.
Dentro de los 5 últimos aún fui capaz de sacar 3 por debajo de los 4'25''.
Llevo un tiempo pudiendo entrenar con una cierta regularidad, pero últimamente he alternado semanas de buenas sensaciones y subidón con otras de bajonazo y falta de fuerzas. No he conseguido alcanzar en ningún momento una progresión que me permita arañar alguna mejora evidente, tangible. Los mismos ritmos, los mismos puestos en el pelotón.
Espero que la tendencia cambie y que sea cierto y regrese ese chip pre-maratón.
Objetivo bajar de 3h19'. Sencillamente hacer menos que aquel lejano primer encuentro con la distancia.
El maratón de asfalto es ritmo. Sea cual sea el tiempo objetivo hay que llevar una cadencia durante 2,3,4 o 5 horas ritmo, ritmo, ritmo. Nuestro cuerpo se convierte en una máquina capaz de mantener una velocidad de crucero el tiempo necesario hasta llevarnos a meta.
Durante toda mi vida deportiva cuantas no habrán sido las veces que mi cabeza se preguntaba como iba a ser capaz de aguantar entrenamientos de 2 horas en un par de semanas cuando ese mismo día 70 minutos me dejaban fundido.
Llega un día, una mañana, que comienza la preparación del maratón. Normalmente en el momento que haces firme la inscripción si no es muy temprana. Y, misteriosamente tu cuerpo y tu mente cambian.
El ritmo se lleva más fácil, los kilómetros caen más rápidamente y cada entrenamiento se acaba pensando en el siguiente. Las sesiones largas salen dentro de lo establecido y las series dentro de los ritmos controlados. Ya no hay que ir a tope, hay que ser rápido el máximo tiempo posible.
Un misterioso cambio que se produce provocado por la voluntad de alcanzar ese objetivo grabado en nuestro cerebro, toda nuestra maquinaria al servicio de la misma voluntad.
Esta pasada semana un buen amigo me cerró la inscripción al Mapoma. 25 de Abril de 2010.
Y se produjo el pistoletazo de salida.
Ayer reviví uno de esos momentos. Fueron 20 km, los que tenía fijados en la cabeza cuando salí de mi casa a un ritmo exigente pero sorprendentemente cómodo. Terreno de tierra y con sucesión de pequeños repechos. Sirva decir que equivaldrían a 1h35' en 21 km cuando el domingo anterior hice 1h32' en pura competición.
Dentro de los 5 últimos aún fui capaz de sacar 3 por debajo de los 4'25''.
Llevo un tiempo pudiendo entrenar con una cierta regularidad, pero últimamente he alternado semanas de buenas sensaciones y subidón con otras de bajonazo y falta de fuerzas. No he conseguido alcanzar en ningún momento una progresión que me permita arañar alguna mejora evidente, tangible. Los mismos ritmos, los mismos puestos en el pelotón.
Espero que la tendencia cambie y que sea cierto y regrese ese chip pre-maratón.
Objetivo bajar de 3h19'. Sencillamente hacer menos que aquel lejano primer encuentro con la distancia.
6 comentarios:
Pues vistos los dos últimos entrenamientos contigo te puedo decir que algo se nota. Se te ve con muchas ganas de afrontar el maratón. Espero que este año sea el de tu recuperación definitiva aunque ello suponga sufrirlo en mis carnes-piernas.
Muchos ánimos.
Suerte con esos entrenos y a por el MAPOMA. Yo este año no lo correré pues me voy a centrar en las ultras, y no quiero correr riesgo de lesiones por el asfalto.
Un abrazo.
Pues no te quiero ver bajar el ritmo, que como lo bajes te vas a encontrar con el tío de la vara detrás, que pienso llevarme una en el bolsillo
Fernando si de verdad lo sufres será bueno para ambos. Pero tú eres duro de pelar.
Chusta yo precisamente hago el mapoma como forma de coger km de cara a mi primera ultra este año la G2H.
HermanoDAlex cuento con que vayamos juntos así que tampoco pienso dejarte atrás.
No creo que tengas problemas. Eres un corredor prudente y experimentado. A la vuelta del medio IM de Elche, que se celebra el mismo dia intercambiaremos crónicas y pareceres.
Ánimo con la prpeparación.
Ese Mapoma no se te va a resistir.
Slds
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