Son las 13:30 aproximadamente y me queda apenas un km para llegar al Puerto de Navacerrada. Hace unos minutos una corredora de azul me ha pasado como una exhalación, y aunque no dejo de correr, cada vez la veo más lejos. Eso demuestra que mi ritmo ya no es rápido. Piso el asfalto del puerto. Me dirijo hacia el paso de peatones y distingo a mi perro Pipo al lado de mi mujer. De repente escucho unas voces familiares con su acento peculiar. Enfoco hacia ellas y me encuentro con mis amigos Rafa y Cristina, de Córdoba, que por sorpresa se han presentado allí volviendo de Santander después de haber hecho el día antes los 100km en ruta. No me lo espero. Me sorprendo. Me emociono..... correr me encanta. Si es con buenas sensaciones aún más. Pero, si me gusta este deporte es por momentos como estos. Momentos que afortunadamente he podido vivir repetidamente en m vida. Unas veces sorprendido. Otras sorprendiendo y que llenan de AMISTAD mi vida.
Dicho esto, empezaré diciento que estoy contento. Este MAM recobró su esencia. Como comenté en mi entrada anterior, cuanto más se acerque el kilometraje a su estandar oficial de los 42k que son un maratón, mejor para todos. Corredores, acompañantes, organización, voluntarios y Parque Nacional. Tan vital este último en el presente y el futuro de nuestra prueba. Espero que sean conscientes y que en la próxima edición decidan "limar" algún kilómetro más. Que se puede, sin variar apenas algo del actual recorrido.
En este formato tienes una prueba exigente, con un continuo sube y baja de desniveles pronunciados. Siempre superiores mínimo a los 500 mts. No tenemos Cabezas. Pero el regreso de los 7 picos es un acierto. Aunque esa larga subida y la zona técnica supongan un buen puñado de minutos y desgaste posterior. Mantiene la subida a bola por la Segoviana (que yo llevaría directamente al noruego sin llegar al pluviómetro, como en las primeras ediciones). Sus lomas toboganeras de bajada a Cotos. Peñalara la reina imponente de nuestra Sierra. La vuelta rápida a Cotos y ese noruego de vuelta a Bola que te deja media estocada en sus 200 metros finales de desnivel. Cuando giras sendero a izquierdas y subida a derechas hacia la empalizada rota. Cuantos corredores maldiciendo en ese punto. Cuantos parando a tomar aire. Estoy seguro que el punto más "odiado" de la carrera.
Con todo esto. El domingo, con una participación afortunadamente numerosa, donde prácticamente se cubrieron las inscripciones y con un gran nivel en las categorías femenina y masculina pudimos disfrutar de una gran carrera y un buen espectáculo deportivo. Gracias a Dios la meteorologia nos respetó y dentro de las temperaturas calurosas que tenemos, una capa de nubes y la brisa hizo que fuera realmente soportable. La salud de todos nosotr@s lo agradeció.
Personalmente terminé satisfecho y orgulloso.
Llegaba en un buen estado de forma. Este año he entrenado algo más y algo mejor. Los años no pasan en balde, pero sobrellevando las molestias crónicas y con la ilusión de SIEMPRE pude llegar a la cita con un moderado optimismo. Aparte además, la motivación extra que me dió la presencia dos semanas antes en Zegama como corredor escoba. Donde vivir de nuevo aquel ambiente y espectáculo fue un chute de fuerzas extra. Zegama significa mucho para mí.
De acuerdo a los tiempos del año pasado y teniendo en cuenta el recorte del tramo de la barranca este año me hice una "chuletilla" de cálculo de tiempos en los distintos puntos que llevaba encima. La idea era 6h45'. Así que iba con las pilas puestas y con las ganas de hacerlo bien si la suerte acompañaba.
Salí moderadamente tranquilo pero sin dormirme. Ya no puedo correr cuesta arriba como antes, pero mi paso montañero sigue siendo rápido, ágil y eficaz. En estos tramos gano más posiciones de las que pierdo. Ya en el puerto, viniendo de 7 picos llevaba 5' de mejora sobre el tiempo base previsto. Sin arriesgar nada en las bajadas donde también he perdido agilidad.
La Segoviana al tran tran acoplandome al ritmo de los compañeros eventuales del momento. En Bola subidón con los ánimos de los Locos del Cerro y Agoteam. La bajada a Cotos se me hizo muy rápida sin volverme loco y cuando quise darme cuenta, estaba en Cotos.
En este punto la cara amarga del deporte, cuando un compañero decide abandonar porque las sensaciones no acompañan ese día. Me sabe mal no haber sido capaz de encontrar el resorte que le emujara a seguir un poquito más. Como le dije, a cubrir el bucle de Peñalara juntos y esperar. Pero, cuando vas enchufado tus mecanismos de carrera son autómatas y priorizas cada miinuto. ¡Animo Lucas, pronto te tomas revancha!.
Así es el deporte y la suerte. 24 horas antes otros dos amigos, Raúl y Cristina Santurino no podía tomar la salida por problemas de salud en el último momento. Algo que siempre tengo presente cada año y que hay que aceptar.
Y apenas media hora después me cruzaba con la otra cara de la moneda. Sara (nuestra tapada en categoría femenina) colocada como lider de la prueba en el cruce de Dos Hermanas acompañada de otras dos corredoras. Las tres se disputarían la carrera en la bajada final desde Bola , dando un gran espéctaculo y transmitiendo un buen rollo entre ellas muy de agradecer. En su primer MAM logró hacer un gran segundo puesto.
Durante las 24 horas anteriores a la carrera estuve dando mil vueltas a la opcion de llevar mochila o no. La hidratación me preocupaba. Así que esa noche corrí dos maratones. Con y sin mochila. Finalmente me "arriesgue" a correr sin ella. Me agobia y me hace sudar más. Quería ir ágil y decidí que la hidratación va más en lo estricto que seas con la ingestión de líquidos que con el acarreo de mayor o menor cantidad de líquido. Bebiendo bien en los avituallamientos y llevando un softflash entre ellos podría servir. Afortunadamente el día ayudó además y acerté.
En la subida a Peñalara, sin ningún alarde conseguí limar otros 5' al tiempo previsto. En la bajada en cambio perdí apenas dos. En cualquier caso estaba en el segundo paso por Cotos con 20' de adelanto sobre el tiempo base previsto. Entraba en la posibilidad de acercarme a las 6h15' de seguir en esa línea.
Los primeros metros de regreso por el noruego no fueron mal. Buen ritmo caminando. Adelantando alguna posición aún. Pero en las zonas corribles de este tramo. Esas de los toboganes entre loma y loma, las piernas ya solo me permiten algunos metros de trotes para volver a echarme a andar. Aquí ya si que empiezan a pasarme corredores que son capaces de correr un poco más en los tramos menos duros.Con todo conseguí llegar al control de Bola a las 13:13 cuando la previsión era de 13:35. Ningún nervio. Todo positivo. Quedaba la bajada y aún a malas.....
En el 2012, diez años antes terminé esta carrera en 6:10'. Evidentemente con su recorrido de entonces. Que no digo que sea ni peor ni mejor, porque lo que te quitan unos tramos entonces te lo daban otros. Son carreras diferentes pero la distancia y desnivel se mantienen. Así que se pueden equiparar. Con esto quiero decir que 10 años, a partir de una edad, se notan. Vaya si se notan. Y sinceramente, verme capaz hoy en día, 10 años después, de hacer 20' más lo considero un logro, un éxito. Me enorgullece y he de reconocer que me da un puntito de subidón al ego. Quizá porque justamente con este paso del tiempo eres más consciente de lo que cuesta. De la suerte que tengo año tras año. Y de que nada es para siempre. Así que es inevitable vivir el momento. Hay que hacerlo.
La bajada a Cercedilla, sobradamente conocida. Me hubiera gustado bajar por el calvario como estaba previsto, mucho más fácil y rápido a estas alturas de carrera en lugar de la otra vertiente del valle con sus tramos más tecnicos, pasos del arroyo del puerto y toboganes....pero es lo que había. Igual que el paso por la ladera del embalse con sus helechos y su calor. Al menos este año la llegada se hacía como en las primeras ediciones de cercedilla atravesando varias praderas hasta desembocar en las cercanías del polideportivo.
En la bajada pené más de lo esperado. Trotaba pero a ritmo cansino y no conseguía engancharme a ninguno de los grupos que me iban adelantando. Entré en una plácida complacencia del que se sabe con el deber cumplido sobradamente. Quizá faltó esa ambición más de juventud, de pelear por unos minutos menos. Por bajar de un tiempo X que estaba al alcance. Pero claro. Es fácil verlo ahora desde casa y la realidad es que la juventud marchó.Al final 6 horas 31' que me supieron a gloria.
Entré en meta mirando al cielo. Con mi mujer, mi compi de trabajo y su familia, mis amigos cordobeses, familiares de otros corredores....una gozada. ¡Mil gracias!. No hay palabras para describir lo afortunado que uno se siente en esos momentos.
Apenas 13' después entró el otro compañero que tomó la salida, Daniel en su primer MAM, que supo gestionar estupendamente por lo que vi en los tramos que coincidimos.
Finalmente quiero terminar esta crónica del 26º Maratón Alpino Madrileño rindiendo un merecido homenaje a nuestro compañero Megasuperviviente fallecido, José Luis de Santos. Nuestros dorsales llevaban impreso su rostro con esa gorra amarilla de mega y estuvo muy presente durante todo el fin de semana en nuestra memoria.
Gracias a la organización y los voluntarios por su esfuerzo, trabajo y dedicación. Estoy seguro que el año próximo el MAM será un poquito mejor aún que este en todos los sentidos. Y se volverán a agotar los dosrsales. Porque hay muchos maratones pero Maratón Alpino Madrileño solo hay uno. Quizá no sea el mejor en nada. Pero es el origen de muchos otros. Es único y tiene personalidad propia.
Y si nada se tuerce nos veremos en el 2023 para volver a intentarlo y si se llega bien y se puede, otra vez a darlo todo.Seguir disfrutando.
Foto de Claudio Luna. |