jueves, 16 de junio de 2022

26º Maratón Alpino Madrileño. Un MAM como los de antes.

Son las 13:30 aproximadamente y me queda apenas un km para llegar al Puerto de Navacerrada. Hace unos minutos una corredora de azul me ha pasado como una exhalación, y aunque no dejo de correr, cada vez la veo más lejos. Eso demuestra que mi ritmo ya no es rápido. Piso el asfalto del puerto. Me dirijo hacia el paso de peatones y distingo a mi perro Pipo al lado de mi mujer. De repente escucho unas voces familiares con su acento peculiar. Enfoco hacia ellas y me encuentro con mis amigos Rafa y Cristina, de Córdoba, que por sorpresa se han presentado allí volviendo de Santander después de haber hecho el día antes los 100km en ruta. No me lo espero. Me sorprendo. Me emociono..... correr me encanta. Si es con buenas sensaciones aún más. Pero, si me gusta este deporte es por momentos como estos. Momentos que afortunadamente he podido vivir repetidamente en m vida. Unas veces sorprendido. Otras sorprendiendo y que llenan de AMISTAD mi vida.

Dicho esto, empezaré diciento que estoy contento. Este MAM recobró su esencia. Como comenté en mi entrada anterior, cuanto más se acerque el kilometraje a su estandar oficial de los 42k que son un maratón, mejor para todos. Corredores, acompañantes, organización, voluntarios y Parque Nacional. Tan vital este último en el presente y el futuro de nuestra prueba. Espero que sean conscientes y que en la próxima edición decidan "limar" algún kilómetro más. Que se puede, sin variar apenas algo del actual recorrido.

En este formato tienes una prueba exigente, con un continuo sube y baja de desniveles pronunciados. Siempre superiores mínimo a los 500 mts. No tenemos Cabezas. Pero el regreso de los 7 picos es un acierto. Aunque esa larga subida y la zona técnica supongan un buen puñado de minutos y desgaste posterior. Mantiene la subida a bola por la Segoviana (que yo llevaría directamente al noruego sin llegar al pluviómetro, como en las primeras ediciones). Sus lomas toboganeras de bajada a Cotos. Peñalara la reina imponente de nuestra Sierra. La vuelta  rápida a Cotos y ese noruego de vuelta a Bola que te deja media estocada en sus 200 metros finales de desnivel. Cuando giras sendero a izquierdas y subida a derechas hacia la empalizada rota. Cuantos corredores maldiciendo en ese punto. Cuantos parando a tomar aire. Estoy seguro que el punto más "odiado" de la carrera.

Con todo esto. El domingo, con una participación  afortunadamente numerosa, donde prácticamente se cubrieron las inscripciones y con un gran nivel en las categorías femenina y masculina pudimos disfrutar de una gran carrera y un buen espectáculo deportivo. Gracias a Dios la meteorologia nos respetó y dentro de las temperaturas calurosas que tenemos, una capa de nubes y la brisa hizo que fuera realmente soportable. La salud de todos nosotr@s lo agradeció.

Personalmente terminé satisfecho y orgulloso.

Llegaba en un buen estado de forma. Este año he entrenado algo más y algo mejor. Los años no pasan en balde, pero sobrellevando las molestias crónicas y con la ilusión de SIEMPRE pude llegar a la cita con un moderado optimismo. Aparte además, la motivación extra que me dió la presencia dos semanas antes en Zegama como corredor escoba. Donde vivir de nuevo aquel ambiente y espectáculo fue un chute de fuerzas extra. Zegama significa mucho para mí.

De acuerdo a los tiempos del año pasado y teniendo en cuenta el recorte del tramo de la barranca este año me hice una "chuletilla" de cálculo de tiempos en los distintos puntos que llevaba encima. La idea era  6h45'. Así que iba con las pilas puestas y con las ganas de hacerlo bien si la suerte acompañaba.

Salí moderadamente tranquilo pero sin dormirme. Ya no puedo correr cuesta arriba como antes, pero mi paso montañero sigue siendo rápido, ágil y eficaz. En estos tramos gano más posiciones de las que pierdo. Ya en el puerto, viniendo de 7 picos llevaba 5' de mejora sobre el tiempo base previsto. Sin arriesgar nada en las bajadas donde también he perdido agilidad.

La Segoviana al tran tran acoplandome al ritmo de los compañeros eventuales del momento. En Bola subidón con los ánimos de los Locos del Cerro y Agoteam. La bajada a Cotos se me hizo muy rápida sin volverme loco y cuando quise darme cuenta, estaba en Cotos.

En este punto la cara amarga del deporte, cuando un compañero decide abandonar porque las sensaciones no acompañan ese día. Me sabe mal no haber sido capaz de encontrar el resorte que le emujara a seguir un poquito más. Como le dije, a cubrir el bucle de Peñalara juntos y esperar. Pero, cuando vas enchufado tus mecanismos de carrera son autómatas y priorizas cada miinuto. ¡Animo Lucas, pronto te tomas revancha!. 

Así es el deporte y la suerte. 24 horas antes otros dos amigos, Raúl y Cristina Santurino no podía tomar la salida por problemas de salud en el último momento. Algo que siempre tengo presente cada año y que hay que aceptar.

Y apenas media hora después me cruzaba con la otra cara de la moneda. Sara (nuestra tapada en categoría femenina) colocada como lider de la prueba en el cruce de Dos Hermanas acompañada de otras dos corredoras. Las tres se disputarían la carrera en la bajada final desde Bola , dando un gran espéctaculo y transmitiendo un buen rollo entre ellas muy de agradecer. En su primer MAM logró hacer un gran segundo puesto.

Durante las 24 horas anteriores a la carrera estuve dando mil vueltas a la opcion de llevar mochila o no. La hidratación me preocupaba. Así que esa noche corrí dos maratones. Con y sin mochila. Finalmente me "arriesgue" a correr sin ella. Me agobia y me hace sudar más. Quería ir ágil y decidí que la hidratación va más en lo estricto que seas con la ingestión de líquidos que con el acarreo de mayor o menor cantidad de líquido. Bebiendo bien en los avituallamientos y llevando un softflash entre ellos podría servir. Afortunadamente el día ayudó además y acerté. 

En la subida a Peñalara, sin ningún alarde conseguí limar otros 5' al tiempo previsto. En la bajada en cambio perdí apenas dos. En cualquier caso estaba en el segundo paso por Cotos con 20' de adelanto sobre el tiempo base previsto. Entraba en la posibilidad de acercarme a las 6h15' de seguir en esa línea.

Los primeros metros de regreso por el noruego no fueron mal. Buen ritmo caminando. Adelantando alguna posición aún. Pero en las zonas corribles de este tramo. Esas de los toboganes entre loma y loma, las piernas ya solo me permiten algunos metros de trotes para volver a echarme a andar. Aquí ya si que empiezan a pasarme corredores que son capaces de correr un poco más en los tramos menos duros.Con todo conseguí llegar al control de Bola a las 13:13 cuando la previsión era de 13:35. Ningún nervio. Todo positivo. Quedaba la bajada y aún a malas.....

En el 2012, diez años antes terminé esta carrera en 6:10'. Evidentemente con su recorrido de entonces. Que no digo que sea ni peor ni mejor, porque lo que te quitan unos tramos entonces te lo daban otros. Son carreras diferentes pero la distancia y desnivel se mantienen. Así que se pueden equiparar. Con esto quiero decir que 10 años, a partir de una edad, se notan. Vaya si se notan. Y sinceramente, verme capaz hoy en día, 10 años después, de hacer 20' más lo considero un logro, un éxito. Me enorgullece y he de reconocer que me da un puntito de subidón al ego. Quizá porque justamente con este paso del tiempo eres más consciente de lo que cuesta. De la suerte que tengo año tras año. Y de que nada es para siempre. Así que es inevitable vivir el momento. Hay que hacerlo.

La bajada a Cercedilla, sobradamente conocida. Me hubiera gustado bajar por el calvario como estaba previsto, mucho más fácil y rápido a estas alturas de carrera en lugar de la otra vertiente del valle con sus tramos más tecnicos, pasos del arroyo del puerto y toboganes....pero es lo que había. Igual que el paso por la ladera del embalse con sus helechos y su calor. Al menos este año la llegada se hacía como en las primeras ediciones de cercedilla atravesando varias praderas hasta desembocar en las cercanías del polideportivo.

En la bajada pené más de lo esperado. Trotaba pero a ritmo cansino y no conseguía engancharme a ninguno de los grupos que me iban adelantando. Entré en una plácida complacencia del que se sabe con el deber cumplido sobradamente. Quizá faltó esa ambición más de juventud, de pelear por unos minutos menos. Por bajar de un tiempo X que estaba al alcance. Pero claro. Es fácil verlo ahora desde casa y la realidad es que la juventud marchó.Al final 6 horas 31' que me supieron a gloria.

Entré en meta mirando al cielo. Con mi mujer,  mi compi de trabajo y su familia, mis amigos cordobeses, familiares de otros corredores....una gozada. ¡Mil gracias!. No hay palabras para describir lo afortunado que uno se siente en esos momentos.

Apenas 13' después entró el otro compañero que tomó la salida, Daniel en su primer MAM, que supo gestionar estupendamente por lo que vi en los tramos que coincidimos.

Finalmente quiero terminar esta crónica del 26º Maratón Alpino Madrileño rindiendo un merecido homenaje a nuestro compañero Megasuperviviente fallecido, José Luis de Santos. Nuestros dorsales llevaban impreso su rostro con esa gorra amarilla de mega y estuvo muy presente durante todo el fin de semana en nuestra memoria.

Gracias a la organización y los voluntarios por su esfuerzo, trabajo y dedicación. Estoy seguro que el año próximo el MAM será un poquito mejor aún que este en todos los sentidos. Y se volverán a agotar los dosrsales. Porque hay muchos maratones pero Maratón Alpino Madrileño solo hay uno. Quizá no sea el mejor en nada. Pero es el origen de muchos otros. Es único y tiene personalidad propia. 

Y si nada se tuerce nos veremos en el 2023 para volver a intentarlo y si se llega bien y se puede, otra vez a darlo todo.Seguir disfrutando.

Foto de Claudio Luna.

 



martes, 7 de junio de 2022

MAM 2022. Vuelta a los orígenes.

26 ª Edición del Maratón Alpino Madrileño. Esa cita anual con el granito y el Sol. Con el pueblo de Cercedilla. Con las antenas de la Bola del Mundo. De la sal reseca en la cara y en las piernas al terminar. De esa Loma del Noruego agradable a la ida, extenuante a la vuelta. Peñalara majestuosa e imponente.

Una edición apetecible. Con el regreso al espíritu del maratón. A los inicios. A esa distancia próxima de 42 km que mide, evalúa y sentencia a todo corredor de fondo. El MAM no tiene porqué ser una Ultra más. Es lo que es. Un maratón por su distancia. Alpino por su altitud, sus piedras, su ausencia de sombra en gran parte del recorrido. Con sus tramos corribles y sus tramos técnicos. Se echa de menos Cabezas de Hierro. Pero en su esencia, con este recorrido se mantiene lo suficientemente exigente como para vaciarte y llegar al límite. Sin ahondar en el agotamiento de esos km extras de estos años atrás. 

Algo que supondrá un buen puñado de minutos menos para cada corredor. Algo que hará que llegemos todos antes. Más contentos y con más ganas de volver. Abrazaremos antes a nuestros seres queridos. Comentaremos antes la carrera con amigos y voluntarios. Beberemos antes esa merecida cerveza fresca en meta o cualquier terraza de Cercedilla.

El Maratón Alpino Madrileño tiene sabor vintage, cierto. Sí, tiene muchos y buenos rivales que le han adelantado en las preferencias de la mayoría de corredores. Pero es auténtico. Merece el respeto y el reconocimiento  hacia el pionero que un día abrió huella. No lo dudes. Ser Superviviente de su duro recorrido el segundo domingo de junio de cualquier año, merece la pena. Es descubrir los orígenes para los neófitos. Volver a las raices en el caso de los veteranos.

Te lo dice alguien que lo conoce bien. Alguien que piensa que merece la pena conservar carreras como esta. Nuestros orígenes. Alguien que lleva años invitando a quienes quieren escucharle a descubrir estos viejos rincones del Guadarrama. Alguien consciente de que siempre hay un final. Alguien que se resiste a rendirse. Alguien que no se cansa y que mantiene la ilusión cada día. Mientras se pueda.

Se corre de mil maneras. Con las piernas, el corazón y la mente. Hay mil carreras dentro de cada carrera. Y miles de metas cruzadas cada día. Porque cada uno tenemos un objetivo propio. Una manera de sentir. Por eso correr forma parte de mi vida desde hace tantos años que a veces pierdo la cuenta. Todos somos ganadores por intentarlo cuando tomamos la salida y afortunados cuando cruzamos la meta.

Por eso, os invito a disfrutar de este próximo MAM. Cada cual en la medida de sus posibilidades, pero todos con el mismo espíritu de superación.Con el mismo mérito, esfuerzo y valor.

Amigos. Os veo el domingo.

Larga vida al Maratón Alpino Madrileño.






domingo, 12 de septiembre de 2021

Mis 100 Millas....el antes

Dentro de una semana, si Dios quiere, a estas horas estaré en Robledo rendido en el sofá, pensando en coger la cama con ganas buscando un sueño reparador que me sane y me conforte. Con cientos de imágenes frescas en mi retina. Con un sinfín de emociones en mi interior tras haber afrontado esos 175 km asturianos.

En estos momentos desconozco el resultado. Hasta dónde llegaré o cómo será el camino. Lo que sí sé, es como he llegado hasta aquí. A verme ante un reto que hace unos pocos meses ni me había planteado.

Y creo que todo empezó hace unos años con aquellas primera edición de las 100 Millas del Genal, hoy por cierto pasando unos durísimos momentos por culpa de la insensated de unos desalmados que prenden fuego al monte. Todo mi apoyo y solidaridad.

Aquella noche en la que mi amiga Cristina arrancó su primera aventura en esta distancia yo iba en su mochila. Durante unas semanas estuvo en mi cabeza la posibilidad de compartir aquella aventura. Finalmente no pudo ser. Pero aunque desde la distancia, la viví con plena intensidad. Cada avituallamiento. Cada km.

Quedó pendiente una carrera juntos. Algo que desde aquel GTP donde nos conocimos siempre estuvo en el aire. Y ha sido ahora. En Asturias. Sobre la distancia que ella eligió, estas 100 Millas Por Dónde Camina el Oso,  el momento y el lugar donde si nada se tuerce veremos cumplida aquella idea.

Por mucho que calculé fue imposible acertar la forma de coincidir con ella el máximo posible de km saliendo desde cualquiera de las otras dsitancias que se celebran. Así que tocó asumir que lo mejor era salir juntos .....acompañarla hasta donde logre llegar.

A partir de aquí entrenar lo mejor que pude. Siendo consciente de que los años y las articulaciones no me permiten ni los ritmos de otros tiempos ni los kilometrajes probablemente necesarios. No había otra que buscar el más por menos. Distancias más largas de las habituales, a unos ritmos asumibles y con unos descansos mínimos que me permitieran recuperar entre cada uno de los entrenamientos.

Estoy seguro que llego corto de kilómetros y con las molestias de siempre en las piernas, pero no peor que en otras ocasiones y al menos con unos cuantas sesiones provechosas en el zurrón. Desde el comienzo he tenido claro que corto de forma llegado el momento, se puede tirar de coraje para terminar. Lesionado o renqueante no hay nada que hacer.

Dicho esto, sé que cuento con el bagaje de mis anteriores ultras. Las experiencias vividas. Las de triste final y las de disfrute y consecución de objetivos. Las de subidón y las de sabor amargo.

Soy consciente de que llegará el momento que me sienta vacio. Que más de una, dos o tres veces estaré tentado de arrojar la toalla y rendirme. Sólo hay una salida "Cabeza Fria". Cabeza fría para asumir cuando la cabezonería no debe anteponerse a la salud. Cabeza fría para plantearme que si no hay problemas de salud siempre se puede dar un pasito más y que la paciencia es un gran aliado.

Cuando esté en esa situación, que llegará. Sin fuerzas y cansado, tocará pensar en todos aquellos que quiero. Mi familia (a quienes tanto debo) y amigos. Aquellos que por desgracia ya no están, pero que siguen presentes en mi vida. Que por ellos perece la pena levantarse y continuar. Que no hemos llegado hasta allí para rendirnos fácilmente. No sin plantear batalla. No sin darlo todo.

Sus mensajes y su apoyo serán cruciales. Pero no me cabe duda que tendra que ser mi fuerza interior la que incline la balanza. La magnitud del deseo. La ilusión. La determinación, las únicas que logren vencer los malos momentos y sacarme de los agujeros negros del pesimismo y el desánimo.

Ahora toca descansar todo lo posible. Descansar y alimentarse bien. Buscar la motivación necesaria y alcanzar un mínimo de autoconfianza para afrontar lo que se viene encima. Y confiar en la amistad como motor principal que nos conduzca al éxito.

Pero todo esto, ahora, es especular. El desenlace, en una semana. 





domingo, 13 de junio de 2021

Vuelta a la aventura e ilusión.

Hace 24 años, Un 8 de Junio participé junto con mi amigo Estaire en la primera edición del Maratón Alpino Madrileño.

Decir que parece que fue ayer, sería un topicazo. No lo parece. El tiempo pasa y se nota. Cuanto más mayor te haces, la mochila pesa más.

Pero sí puedo afirmar que lo recuerdo perfectamente. Para nosotros, venidos del asfalto. De las medias maratones de Moratalaz. Del trofeo Akiles o Canillejas y del Maratón Popular de Madrid tras varias ediciones aquello surgió como un reto. Una aventura que afrontamos con ilusión.

Tener a nuestra "disposición" algunas de las cumbres del Guadarrama. Por donde habíamos pateado de adolescentes era una motivación suficiente. Un lujo que debíamos aprovechar.

Recuerdo que aquella edición la preparamos en la Casa de Campo. Nuestra base de entrenamientos. El cerro Garabitas, las Tapias y cualquier subida de este pulmón de Madrid fueron recorridos con afán aquellas semanas previas.

El resultado: casi 8 horas en las que corrimos poco, anduvimos mucho y en la que conseguimos llegar juntos a meta. SOBREVIVIR.  Los días posteriores bajar las escaleras de casa o los escalones del autobús eran una especie de tortura inquisitorial que no se nos olvidará jamás.

Pero en mi caso, el veneno había sido inoculado. A partir de aquel momento repetí y repetí ..... y repetí... Así hasta hoy. Vinieron los tiempos de las mejoras, de la superación. En la preparación. En el equipamiento. En la estrategia. Así durante varios años. Hasta que, como en toda montaña rusa, se llega a la cima de tu recorrido y, a partir de ese momento llegan las curvas, los subes y bajas. El discurrir en descenso irremediable hacia el final.

Pero si sigues mirándote al espejo y te ves con ganas. Si aún te reconoces inquieto. Si albergas el sentimiento de aventura. La ilusión de vivir cada oportunidad, hay que salir y probar. Siempre hay que intentarlo.

El Maratón Alpino Madrileño es un desafío considerable, de envergadura. Pero es también un clásico. Parte de la historia de nuestras carreras. Una superviviente de este mundo del Trail. Tiene sabor vintage. Tiene solera. Prestigio y tiene el poso de los pioneros de este mundillo. Merece la pena pasar a formar parte de el.

Así que, mira en tu interior. Si tienes espíritu de aventura. Si mantienes la ilusión por lo que haces. Si te gusta correr. Si te gusta la montaña. Tanto si llevas poco tiempo en este mundo. Como si estás de vuelta de todo. No lo dudes, participa. SOBREVIVE, o al menos inténtalo. No pierdas la oportunidad. Como muchos lo hicimos anteriormente.

Porque como la vida no deja de recordarnos, más en estos últimos tiempos, nunca sabes cuando será la última.



martes, 2 de marzo de 2021

Todo esto y nada.

Granito. Del Guadarrama. Duro y resistente. Ese que al roce desgarra la piel y al golpeo castiga tendones y huesos. Tan presente en mi vida desde hace años. Con sus espectaculares paisajes y sus terrorificos instantes cuando en condiciones difíciles parece cobrar vida bajo mis pies.

Somos frágiles. Somos sangre y músculo. También sueños y anhelos. Miedos y risas. Esperanza.

Y sin darnos cuenta se nos pasa el tiempo y se nos van caducando las pertenencias de nuestra mochila. De repente las cosas llevan otra velocidad. Nos cuesta más llevar el ritmo. Empezamos a llegar tarde. A ser lentos.

Pero como el granito asistimos al discurrir de cada día. Y como el granito nos resistimos a dejar que la erosión nos derrumbre. No tan fácil. No tan rápido como ella quisiera. Hasta que llegue el momento,  y quebremos, como los viejos rockeros, con la ronca voz y el rostro ajado. Pero seguimos en la brecha.





 

lunes, 5 de octubre de 2020

La recta final.

Esa que necesariamente llega algún día. La que nos presenta la ansiada meta al fondo. La que aglutina esa mezcla de sentimientos, del placer del objetivo alcanzado, de la melancolía del final del sueño ansiado. Esa, con el inexorable paso de los años va asomando. Se vislumbra.

Y como digo, supone una almalgama de sensaciones. La suma de recuerdos. Con sus triunfos y sus fracasos. La de los sueños, o quizá ya sólo deseos pendientes. Y también la de los miedos ante la inevitable proximidad de ese final. 

No puedo quejarme. Apenas tuve pausas. Disfruté de los exigentes ascensos que te cargan de dudas y temores, pero que que hacen que el sabor de la cumbre sea pleno si eres capaz de vencer sus porcentajes, de vencer tus miedos y temores. De sobreponer tu fe y determinación a las dificultades.

Gozé de los vertiginosos descensos, unas veces alocados y veloces. Otras controlados y prudentes. Sabiendo otorgar la pausa necesaria a cada zancada, anticipando la siguiente pisada. Adivinando el siguiente obstáculo. Aunque siempre alguna caida es inevitable, nunca logró detenerme. Me levanté y siempre seguí.

No quiero rendirme. Aún he de seguir recorriendo mi senda y quien sabe si probar cosas nuevas. Desde la esperiencia y la mesura. Sin alardes. Porque ya no tengo prisa en cruzar la meta. Porque estoy en la recta final y la verdad, no me urge el alcanzarla.

domingo, 20 de septiembre de 2020

El camino sin tí.

Es difícil. Es dificil caminar, recorrer cualquier tramo del camino, sin recordarte en cada zancada. Sin extrañar tu ausencia. Sin llorarla. Sin sentirla. Cuesta avanzar pero me niego a detenerme. Sé que tú lo entiendes.

Aprendí tanto de la actitud, de como enfrentarse a los monstruos reales. De valorar las cosas realmente importantes. Del sentido de la vida. Que no puedo permitirme el lujo de despreciar cada minuto y poder sentir cada uno de esos pasos que doy como el humilde homenaje que mereces.

No hay paso que de sin tu compañía. Mirada al horizonte que no comparta contigo. Paisaje que no te describa en susurros. Bocanada de aire que no sienta común.  Amanecer que no te regale. Puesta de Sol que no me traiga tu recuerdo.

El camino está ahí. Yo sigo mi camino. Pero tú estás conmigo. Siempre.