Hola amig@. Es probable que a
pocas horas de afrontar este reto que te has marcado desde hace tiempo en tu
agenda las dudas y los nervios te asalten.
Inevitablemente vas a tener que
convivir con ellos hasta el próximo domingo cuando el pistoletazo de salida
tenga lugar pero, ¿acaso no forma parte de lo maravilloso que es sentirse
viv@?.
Seguro que has entrenado mucho, o
lo que has podido. Aunque ente tú y yo, siempre parezca poco desnivel, posos
kms, poco terreno técnico… ¡qué importa!. Lo fundamental son tu cabeza y tu
corazón. La primera para gestionar la carrera, el segundo para disfrutarlo y
sufrirlo apasionadamente.
Porque el MAM ya es Ultradistancia,
va más allá de los 42 míticos kilómetros y eso significa que vas a pasar por
momentos de euforia, emoción, crisis y superación personal. No quieras terminar
demasiado pronto, saborea cada km, cada compañer@ de viaje, cada puesto de
avituallamiento, siempre habrá tiempo de ser ligero y te aseguro que poder
serlo al final es un alivio cuando sólo piensas en llegar.
Ni te enterarás de la subida
hasta el puerto de Navacerrada, Bola estará al alcance de la mano, la loma del
Noruego te emboscará con piedras que agarran la puntera de tus zapatillas, pero
Cotos aparecerá como un oasis. Subes a Peñalara zigzagueando y a partir de Dos
Hermanas falta un poco el aire. Bajada ligera de regreso, cuídate los tobillos.
De nuevo Cotos, parece que esto marcha. Comienza el calor y la humedad por los
senderos. Base de Cabezas, que pequeños somos cuando miramos hacia arriba. Unos
locos allí arriba gritan animando. Parece que no llego, paciencia, no queda
otra. Pasito a pasito, bocanada a bocanada de aire. Cima. Te aconsejo que te
tomes 15 segundos y mires de dónde vienes. Lo has hecho tú, ¡vamos!. Valdemartín,
piernas cansadas y torpes para tanta piedra enterrada, vamos que ya llega Bola
y la bajada al puerto de nuevo. Fuerzas extras en el avituallamiento y
especialmente gracias a los ánimos de algún familiar o amigo. Ahora sí, ya sólo
queda bajar, dejarse caer, ahora vienen muy bien todas esas miguitas de fuerzas
guardadas para ser constantes en el ritmo, para que los km no se hagan
demasiado largos, para ir pasando arroyos y helechos. Para dejar el embalse de
Navalmedio a nuestro lado y escuchar el sonido de la megafonía de meta, del
pueblo, para empezar a emocionarnos y decirnos “¡¡¡siiiii!!!” para nuestros
adentros. Que lo vamos a conseguir y que seremos un@ Superviviente del Maratón
Alpino Madrileño. Esa querida y veterana carrera de montaña de nuestro país que
merece la pena vivir al menos una vez en la vida si eres corredor de Trail.
Y, si durante esta experiencia
tienes en algún momento la oportunidad de compartir metros con alguno de esos
empecinados que llaman “megasupervivientes” arrímate bien a ellos si puedes,
porque son garantía de meta.
PD. Con todo mi cariño y
admiración a mis compañeros Megasupervivientes. Quien como ellos mira atrás y
sabe la de km, emociones, lágrimas y sonrisas. Dificultades, personas que están
y estuvieron, viejos y nuevos compañeros. En definitiva, lo difícil que es
llegar hasta aquí, valora profundamente ese esfuerzo y siente sincera emoción
de ser uno más de ellos. Gracias.
1 comentario:
Grande Prisi! Cuanto se aprende de ti!
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