muelles, muelles de acero
¿ y que van a hacer?
llevarme a toda velocidad
¿a que velocidad puedes correr?
A la de un leopardo
¿y a que velocidad vas a correr?
A la de un leopardo
¡pues veamos como lo haces!..."
Gallipoli (1981 Film)
Hace años disfruté de esta película en las que la amistad y el atletismo no pueden evitar un desenlace dramático.
Hace tiempo que buscaba ese dialogo y esas imágenes.
En cierto modo me acompañaron desde entonces y, aunque mis piernas no son de acero, puedo considerar que mi voluntad fue lo suficientemente resistente para haberme llevado desde entonces hasta aquí.
¿Y ahora qué?. Quizá toque reinvertarse. Soltar amarras y volver a empezar.
Cuando ya no se tiene nada que enseñar, aún queda un mundo por aprender.
He tenido la oportunidad de leer en otro blog que sigo una entrada realmente interesante que me ha hecho reconsiderar el camino.
Quizá estemos demasiado apegados al éxito, a la medalla de finisher, a la camiseta de meta, alimentando nuestro ego.... Al final todo se resume en llegar, en lograr el objetivo. Llegar solamente. Llegar por encima de todo. Hipotecándolo todo... y nos olvidamos de que el deporte es mayormente un juego.
Si la vida no se puede concebir sin la muerte, el éxito estará irremediablemente ligado al fracaso, puntual al menos. Quizá haya que recobrar la mentalidad del niño que juega por divertirse, sin las cadenas del resultado.
Habrá que salir al camino a entrenar con intensidad y plantearse los retos futuros con rigor, pero sin olvidarse de divertirnos y ser conscientes que la moneda al aire puede caer de cualquiera de los dos lados, ¡que ese sea el desafío! ¡retar a la suerte con ilusión e incertidumbre!. Disfrutar de la cara y de la cruz como parte del juego. Lo vivido nos lo llevamos para siempre.
Quizá sea ese el camino.
Pero para ello antes toca recuperarse.
4 comentarios:
¿Qué te voy a decir?
No hace mucho tiempo viví esa sensación y pocas veces un fracaso ha sabido tan bien. Creo que ese es el camino, lo que no quita que en algunas oportunidades especiales terminar sea lo más importante. Disfrutemos de los kilómetros, busquemos nuestros límites, démoslo todo... y si no llegamos quedémonos con esos momentos que el camino nos ha regalado. Terminar a cualquier precio o a cualquier ritmo a veces no tiene sentido.
Después del último fiasco, entre otros valiosos comentarios hubo uno que me ayudó a evaluar la situación en su justa medida:
"La pregunta que te tienes que hacer antes de contemplar esa nueva aventura no es si podrás completarla, sino si has disfrutado en la preparación y los kilómetros del sábado, si la respuesta es afirmativa... ¡adelante!"
Efectivamente ponemos demasiado foco en el objetivo y dejamos de saborear el juego. La imagen del niño es real, debemos disfrutar de lo que hacemos sin ninguna reserva, si sale cruz pues a la casilla de salida y volvemos a empezar.
Lo que más he echado de menos este año ha sido, sin duda, no poder disfrutar en los entrenamientos por las continuas molestias.
La verdad es que se hace duro salir y no disfrutar con ellos. Te hace llegar a plantearte si merece la pena seguir corriendo con tanta molestia... A mí que siempre he salido a entrenar sin pensar en nada dándome caña cuando me apetecía y escondiéndome cuando no tenía buenas sensaciones...
Saber que vas a salir para sufrir es muy duro y quizá sea algún precio que hay que pagar por haber disfrutado tantas veces...
Sé yo con qué podemos disfrutar y me temo que no podemos demorarlo mucho más. Esta temporada está siendo especialmente "distinta" y es muy fácil cambiarlo. Todo el kit de la cuestión reside en nosotros, por lo que proponiéndonoslo lo podemos conseguir pronto.
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