Este domingo se celebra el Maratón Alpino Madrileño. Una prueba muy muy especial para mi, a la que soy asiduo.
Y, a pesar de la habitualidad de la cita, no deja de llegarme siempre el cosquilleo, el nerviosismo propio de un reto muy exigente. Plagado de momentos espectaculares y de delicados tramos que pueden conducirme a la satisfacción o al desastre.
En estos años hubo carreras pletóricas y momentos donde el abandono pasó por mi cabeza. Especialmente el año que bajando de Siete Picos al Ventoso sufrí un fuerte esguince que me obligó a cubrir maltrecho los km restantes por la fuenfría y el smichd hasta el puerto. Pero se llegó. Y así he ido pasando años. Unos como digo de lucha conmigo por mejorar mi clasificación, otros con el único objetivo de terminar dignamente.
Años de excelente preparación y años de lesiones mal curadas.
Ahora, este próximo domingo como digo de nuevo se alza el reto ante mi. Y de nuevo siento la intranquilidad de saber si llegaré bien preparado. Si habré de correr ambicioso o prudente. Si lograré bajar de las X horas o no. O si tan siquiera merece la pena mirar el reloj.
Este domingo aprovechando el Km Vertical de la Barranca quería probarme por eso pensé en subir por la pista que desde la carretera de Navacerrada llega al Mirador de las Canchas y de ahí la tubería.
No para hacer nada fuera de lo normal. Sólo correr conmigo mismo. Sentir mis zancadas fluir. Encontrarme en cada revuelta del sendero. Reconocerme como corredor, como competidor. Ganar el reto a cada piedra, a cada tramo de tubería que retorcida en el camino parecía querer atrapar mis pies.
Así hasta Bola, así hasta llegar a la carrera donde animar a los compañeros que esforzados buscan la meta.
Pero las sensaciones no me acompañaron. Empecé deprisa, quizá demasiado, aunque estando bien eso no es problema porque el cuerpo luego se ajusta. Pero me faltaba el aire demasiado pronto, aunque las piernas iban. Tal vez la alergia. No sé.
Fue un entreno redondo, Una media de montaña practicamente, con otro km vertical de subida y bajada. Pero me faltó la chispa que buscaba. El arrojo para apretar un poco más cuando parece que ya no puedes y el cuerpo te pide aflojar. Esa pizca de ego que me dejara a mi mismo convencido de que sí. Que el domingo puede ser un gran día. Que hay que ir a por todas. Que al menos hay que intentarlo.
En esas estoy y aquí os dejo los datos del entreno:
Sigo pensando que nunca se sabe. Que al menos habrá que intentarlo. No se puede buscar la carrera perfecta, como decía en el momento de su muerte Katsumoto el "Último samurai" (hablando de la búsqueda de la flor perfecta) "Perfectas, son todas perfectas".
6 comentarios:
Pues la experiencia ha resultado casi perfecta. Crear siempre resulta más enriquecedor que criticar o que 'dejarse llevar'. es más duro pero produce mayores satisfacciones. Habrá que seguir por este camino.
Mucha suerte en este enésimo MAM, la verdad es que siento no poder acompañarte de nuevo (en la salida), ya que durante la carrera no podría hacerlo, jeje. ¡Suerte!
Maestro, lo mejor que puedes pensar es que no tienes que demostrar nada a nadie, a nosotros nos tienes para todo lo que necesites. Con eso y tu experiencia...seguro que consigues disfrutar una vez mas de cruzar la meta sintiendote satisfecho.
ÁNIMO y SUERTE
Pues después de comprobar que estoy mayor y de ver que he contestado a esta entrada pensando que lo hacía con la anterior, ahora sí que me gustaría darte ánimos y pedirte que te relajes ya que lo que tienes que hacer es disfrutar un año más de tu carrera. Una lástima que no pueda correrla una vez más porque estoy seguro de que a los dos nos hubiera venido bien tenernos como referencia. Buen día y mucha suerte.
Creo que buscas la carrera perfecta y en el fondo sabes que todas son perfectas.
Decirte que estaré ahí en algún tramo, y en pocos segundos veré como un enorme corredor y compañero se esfuerza por hacer "otra carrera perfecta".
Ahí estaré Josema. ¡A disfrutar otro MAM!
¿Y qué pasó? ¿No cuentas más?
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