El entrenamiento del viernes fue exigente 2 horas y media con el primer ascenso a los 2000 mts. y una subida continuada de 60 minutos (+800 mts.). Además el calor, este maldito calor que lima capacidades y limita esfuerzos.
Así que hoy entrenar resultaba un fabuloso desafío anímico.
Son las 7:30 hora de levantarse, me quedaría en la cama tan agusto. "Si pudiera salir por la tarde... pero hoy toca disfrutar de las fiestas con la familia. Además he quedado con el grupo. Eso me ayudará".
Las 7:55 de la mañana bajo las escaleras de casa, afortunademente aún queda algo de frescor de la madrugada pero el Sol comienza a ganar terreno. Comienzo caminando mientras el fore carga su posición, me tienta la idea de llegar andando al punto de encuentro, finalmente me animo a trotar, despacito, tranquilo.
Llego a las 8:08 al aparcamiento frente al tanatorio, en breve llegarán mis compañeros. Aunque no hayamos concretado nada. Es la hora, oteo el horizonte de la dehesa por sus dos variantes, cada uno de mis compañeros debería aparecer por uno de ellos. "Mira que si justamente hoy no se presenta nadie...".
Son las 8:15, no hay compañero hoy. Casi me vuelvo a casa por donde he venido, duchita y desayuno tranquilo. Pero ya que he madrugado y tengo un par de horas por delante ¿porqué no aprovechar para dar un agradable paseo al menos?.
Me pongo en marcha, hacia el cerro, trotando pero dispuesto a caminar en cuanto me lo pida el cuerpo. Al menos sacaré 12 km si sólo ando y será mejor que nada. Llegan las primeras piedras y las paso al trote, mejor de lo que pensaba. Sin darme cuenta llego al cortafuegos. Miro hacia el. Hoy no me llama, el miércoles ya tuve ración, mejor sigo hacia el depósito.
Comienzo el primer tramo de ascenso puro, en algún trecho camino y se me va algo de tiempo pero para lo que estoy 6'30'' el km no me parece mala cosa. Llego al depósito, trago de agua y decido seguir hacia arriba. Subir al Cerro, así puedo medir exactamente el tramo que no pude este miércoles al quedarme sin fore (la mente nos da las motivaciones más insospechadas). Desecho la idea de subir por la pista que implica correr más, prefiero el tramo más duro de cortafuegos (los tubitos como yo los llamo), me dará la escusa para caminar, me apetece más hoy.
Lo supero bien, se nota la ascensión del viernes y cuando el terreno llanea arranco a trotar, llego al vértice geodésico 53', 8,7 km.
Toca el regreso. Comienzo la bajada, relajado, disfrutando de unas maravillosas campas verdes y amarillas, como nunca había visto en esta zona. Se nota las lluvias de este año.
Me encuentro ágil, mis piernas responden bien ante las irregularidades del terreno, surcos y piedras. Me supone un estímulo para plantearme si alargar el circuito pero prefiero ser cauto, pienso en el inicio y en lo que me espera de día.
Alcanzo esos últimos 3,5 km, los de regreso, los pestosos y habituales. Los que más se agarran por ser además los últimos. No voy sobrado. Pero llego a casa. A la merecida ducha. 38' desde el vértice, 8,5 km.
Todos hemos tenidos días como este.
Os he dejado unas fotitos del ascenso a Peñaaguila de mi amigo Mikel y mio.
Así que hoy entrenar resultaba un fabuloso desafío anímico.
Son las 7:30 hora de levantarse, me quedaría en la cama tan agusto. "Si pudiera salir por la tarde... pero hoy toca disfrutar de las fiestas con la familia. Además he quedado con el grupo. Eso me ayudará".
Las 7:55 de la mañana bajo las escaleras de casa, afortunademente aún queda algo de frescor de la madrugada pero el Sol comienza a ganar terreno. Comienzo caminando mientras el fore carga su posición, me tienta la idea de llegar andando al punto de encuentro, finalmente me animo a trotar, despacito, tranquilo.
Llego a las 8:08 al aparcamiento frente al tanatorio, en breve llegarán mis compañeros. Aunque no hayamos concretado nada. Es la hora, oteo el horizonte de la dehesa por sus dos variantes, cada uno de mis compañeros debería aparecer por uno de ellos. "Mira que si justamente hoy no se presenta nadie...".
Son las 8:15, no hay compañero hoy. Casi me vuelvo a casa por donde he venido, duchita y desayuno tranquilo. Pero ya que he madrugado y tengo un par de horas por delante ¿porqué no aprovechar para dar un agradable paseo al menos?.
Me pongo en marcha, hacia el cerro, trotando pero dispuesto a caminar en cuanto me lo pida el cuerpo. Al menos sacaré 12 km si sólo ando y será mejor que nada. Llegan las primeras piedras y las paso al trote, mejor de lo que pensaba. Sin darme cuenta llego al cortafuegos. Miro hacia el. Hoy no me llama, el miércoles ya tuve ración, mejor sigo hacia el depósito.
Comienzo el primer tramo de ascenso puro, en algún trecho camino y se me va algo de tiempo pero para lo que estoy 6'30'' el km no me parece mala cosa. Llego al depósito, trago de agua y decido seguir hacia arriba. Subir al Cerro, así puedo medir exactamente el tramo que no pude este miércoles al quedarme sin fore (la mente nos da las motivaciones más insospechadas). Desecho la idea de subir por la pista que implica correr más, prefiero el tramo más duro de cortafuegos (los tubitos como yo los llamo), me dará la escusa para caminar, me apetece más hoy.
Lo supero bien, se nota la ascensión del viernes y cuando el terreno llanea arranco a trotar, llego al vértice geodésico 53', 8,7 km.
Toca el regreso. Comienzo la bajada, relajado, disfrutando de unas maravillosas campas verdes y amarillas, como nunca había visto en esta zona. Se nota las lluvias de este año.
Me encuentro ágil, mis piernas responden bien ante las irregularidades del terreno, surcos y piedras. Me supone un estímulo para plantearme si alargar el circuito pero prefiero ser cauto, pienso en el inicio y en lo que me espera de día.
Alcanzo esos últimos 3,5 km, los de regreso, los pestosos y habituales. Los que más se agarran por ser además los últimos. No voy sobrado. Pero llego a casa. A la merecida ducha. 38' desde el vértice, 8,5 km.
Todos hemos tenidos días como este.
Os he dejado unas fotitos del ascenso a Peñaaguila de mi amigo Mikel y mio.
3 comentarios:
Pues parece que todo te va bien y que las molestias del talón del año pasado están superadas. Me alegro por tí porque el estar mermado 'quema' mucho la moral. A ver si poco a poco me voy uniendo de nuevo a vosotros. Tendré que conformarme, de momento, con imaginar lo que váis haciendo.
Mira que nos cuesta a veces comenzar el entreno, y además, buscamos las escusas más peregrinas para terminar pronto, o que sea menos exigente.
Al final, como nos puede más el orgullo, sacamos fuerzas de donde sea.
Nos veremos por el MAM o el GTP.
Un abrazo
Si algo estoy comprobando estas semanas es lo duro que resulta el entreno en solitario. Sobre todo los días que uno no tiene todas las ganas del mundo consigo. Esto hace que valore mucho más a personas como Despacio y Mavegam que entrenan a diario en la soledad de sus mañanas y más aún a Ppong, que se marca los entrenos y ultras en solipandis también. Me alegra que al final siguieras con el entreno, porque como siempre nos dices, todo suma
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