jueves, 29 de enero de 2009

Sensaciones, sensaciones, sensaciones.


Como en tantas cosas de la vida, correr también es la mayoría de las veces, un estado de ánimo.
Porque, la diferencia entre un estado de forma un viernes y el martes de la semana siguiente no puede ser significativo y, en cambio, cuanta diferencia entre las sensaciones de la semana pasada y esta.
Es algo que ya he vivido tantas veces, por veterano no me es desconocido, pero siempre sorprendente.
Días luchando por mantener un ritmo más lento al habitual, donde el mínimo desnivel positivo nos supone un sobreesfuerzo y, de repente un buen día sin anunciarse, pegamos un salto de calidad.
Las piernas cobran ligereza, la respiración mucho más fácil, cómodo de pulsaciones y con capacidad de jugar con los toboganes que el terreno nos presenta, bien para apretar, bien para no perder velocidad de crucero.
Sensaciones de aguantar los km, sensaciones de doblegar cualquier cuesta, sensaciones de tener un puntito en la reserva.
Acabar un entrenamiento y estar pensando en el siguiente.
Si señor, aún queda mucho trecho, pero vuelven buenas sensaciones.

1 comentario:

Mildolores dijo...

Algo de eso empiezo a notar: Sensaciones. Y deben ser buenas, porque ya hay ganas de competir. Sueño con hacer algún Larga Distancia ya.
¡Y me quedan cuatro meses!