Esos que nos provocan la visión de cualquier cima.
Los que se nos disparan entre los canchales, en cualquier vertiginoso descenso, en el esfuerzo instintivo de supervivenvia que nos aferra a cada grieta. El que nos empuja a no rendirnos, el que impulsa nuestro corazón hacia nuestra boca y, el que nos concede la pausa en la contemplación de la grandeza de la naturaleza y la pequeñez de nuestra condición humana.
El que nos conduce entre la niebla hasta el refugio salvador y el que nos reconforta entre sus paredes y se calienta ante la hoguera.
El que bombea aventura en cada contracción y el que se mezcla con ternura en la soledad compartida de una noche de vivac. El del compañerismo y la camaradería.
El que nos hace temerarios y el que nos otorga la vida.
Ese que no podemos contener y que como las aguas bravas encuentra siempre su camino.
Los que llevaron a Óscar Pérez hasta la cima de sus sueños y le dejaron allí.
Latiendo entre roca, hielo y viento, esperándonos siempre.
Los que se nos disparan entre los canchales, en cualquier vertiginoso descenso, en el esfuerzo instintivo de supervivenvia que nos aferra a cada grieta. El que nos empuja a no rendirnos, el que impulsa nuestro corazón hacia nuestra boca y, el que nos concede la pausa en la contemplación de la grandeza de la naturaleza y la pequeñez de nuestra condición humana.
El que nos conduce entre la niebla hasta el refugio salvador y el que nos reconforta entre sus paredes y se calienta ante la hoguera.
El que bombea aventura en cada contracción y el que se mezcla con ternura en la soledad compartida de una noche de vivac. El del compañerismo y la camaradería.
El que nos hace temerarios y el que nos otorga la vida.
Ese que no podemos contener y que como las aguas bravas encuentra siempre su camino.
Los que llevaron a Óscar Pérez hasta la cima de sus sueños y le dejaron allí.
Latiendo entre roca, hielo y viento, esperándonos siempre.
2 comentarios:
La muerte, cuando es temprana, nos golpea con fiereza. Nos recuerda cúan débiles somos.
Pero también nos hace libres porque permite elegir un sueño y arriesgarse por ello concentrando todo nuestro 'latido', toda esa energía universal que mueve cada ser, por minúsculo que sea, en un empeño.
La tragedia de Óscar sólo ha hecho más corto su camino, no sus deseos....
Muchos sentimientos, muchos latidos.
Slds
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