martes, 23 de junio de 2009

La maldición del cuatro II.

Pasados unos largos 15 minutos aparece Alberto anunciandonos la amarga noticia de que Pepe ha sufrido un fuerte esguince y abandona la prueba.
Una vez más se repiten las escenas de maldiciones, gritos de rabia, miradas que buscan un horizonte donde posar, dudas y lamentos. Y, de nuevo como cantaba el mítico Freddy Mercury "The show must go on".
Así que por la carretera de Valdesqui enfilamos hacia la ansiada subida a Cabezas de Hierro.
Para mí esta fue la zona más agradecida de la prueba. Se juntaron dos cosas favorables, la ilusión por conocer nuevos terrenos y las buenas sensaciones durante la dura ascensión (como me acordé de ti Fernan) . Puede que una cosa llevara a la otra.
En cualquier caso tras cruzar la zona de bosque y pinar por fin, cruzando algún tramo bien embarrado, nos adentramos en los primeros regatos y miramos a lo alto.
Preciosa esta zona de verde hierba, roca y agua donde aprovechamos para mojar la gorra y refrescarnos en sus aguas cristalinas.
Alberto sigue fuerte y afortunadamente no me cuesta demasiado seguir su ritmo. A partir del avituallamiento de la pancarta (¡¡Salve a los voluntarios!!) lo mejor. Grupos de corredores que se juntan para animarse, y nosotros llegando desde atrás pletóricos para animarles unos instantes antes de buscar el siguiente grupo. ¡¡Vamos MAMones!! gritamos, ¡¡aupa!! a cada compañero que rebasamos, ofrezco agua a quien peor veo e incluso me canto una improvisada jota en honor a mis cantarines amigos Mudo y Aldapa que decía algo así:
"Aqui estamos aqui estamos,
los corredores del mam,
que los tubos de Cabezas,
nos vamos a cepillaaaarrr...".
Rebasados los últimos bloques petreos, guardianes de la cima disfrutamos de un momento de pequeña euforia valorando lo hecho hasta el momento.
Primeros metros de descenso entre rocas, cargados de prudencia hasta encontrar la senda evidente que nos llevará a Valdemartín. Miguel que se lo toma con más filosofía y se va quedando un poco atrás, me preocupa un poco porque anda muy callado. Alberto sigue sobrado.
El avituallamiento de Bola, un oasis donde nos animan a cada uno por nuestro nombre. Lo más duro está hecho, ya solo queda lo más largo, llegar porque con esos km pasan como con las vacaciones, se hacen enternos los días antes.
Bajada por la pista donde Alberto se lanza hacia el avituallamiento del puerto (yo creo que ya le cuesta sujetarse las ganas de llegar viendose tan cerca) y, por fin nos agrupamos cuando llega Miguel. Allí agradecidísimos ánimos de Victorsito y Luis Angel (mil gracias tios, sois grandes por aguantar tantas horas para acompañarnos) y partimos en busca de clan del botellón y de la meta.
Voy en todo momento aconsejando a Miguel que extreme la prudencia, ahora con las piernas cansadas vienen muchos tropezones y torceduras en ese terreno tan discontinuo, pero veo que ha recuperado de lujo, en poco es él quien me abre camino a mi. Disfruto como infante en cada paso del riachuelo, sin miramientos. Pequeñas chinitas que se me introducen en la zapa me incordian y paro a quitarmelas. Último avituallamiento oficial y buscamos los campamentos.
De repente, los esperados gritos lejanos ¡¡ Villalba, Villalba, Castillo....!! y alcanzamos a nuestros amigos y sus señoras que estan comiendo de prao como dicen en Asturies (Ojo de estos mozos si hicieran migas con los Zegameros...., temblarían las sidrerías de toda la comarca) José Luis, Carlos, Rafa, Javi... espero no olvidar a nadie, muchísimas gracias. Buchito de mahou 5 estrellas, rechazo con todo el dolor de mi corazón la tortilla que me plantan delante y partimos a terminar la faena en condiciones, como Dios manda.
Calor y humedad sofocante en la zona de helechos en la ladera del embalse, algún tramo aqui nos sale a 4'30'' el km y me cuesta, cuando de repente Alberto que dice: "mirar se ve la meta". Cruzamos un par de fincas y antes de cruzar el ultimo reguero de agua Ppong con su cámara, sus ánimos y su sonrisa. "A tí no Prisi, que ya eres veterano". Mis compañeros se me escapan unos metros (nunca tuve final) y me emocionan aplaudiendome en meta donde entramos juntos y fundiendonos en abrazos cuando aparece Pepe con su tobillo maltrecho.
El objetivo colectivo ha quedado incompleto, el personal, realizado.
Una más para la buchaca. Y, sinceramente por primera vez en todos estos años tomo conciencia de los dificil que es lo realizado. No por la dureza sino por la fortuna de haber podido sortear la mala suerte que te puede dejar fuera en cualquier momento.
Amigos, nos vemos en la XIV edición.

PD. Fotos de Alberto Sánchez (Lluvio).

6 comentarios:

fernan130 dijo...

Pues el año que viene espero que la maldición del cuatro no pueda repetirse porque seremos un mínimo de cinco (lluvio, sin rimas, por favor)...o seis o siete...
Confío en que nos lleves al MAM con las mismas fuerza.
Por mi parte te estoy muy agradecido por haberme despertado al mundo de las carreras de monte: hace un año ni me hubiera planteado hacer el MAM y ahora no pienso en otra cosa e incluso me da la sensación de haber desaprovechado una buena oportunidad.

Pepe-despacio dijo...

Muy bien contado, amigo.

Yo estoy muy orgulloso de vosotros, incluso orgulloso de mí mismo. En cierto modo, he visto mi objetivo cumplido en vosotros.

Para otro año organizamos un MAM-Operación Triunfo, te presentas de cantante y los demás vamos de cuerpo de baile.

jesus270670 dijo...

Enhorabuena PRISI.... muy buena narracion y muy buen trabajo de lider de grupo. Envidia (sana) desbordo al leer esas sensaciones de cruzar la meta... Un abrazo para los cuatro super-mam de este año (LLUVIO, PRISI, DESPACIO y MAVEGAM).

Beatriz Fernández dijo...

Enhorabuena Prisi. Ya me contarás qué tal por Muniellos. Yo me voy n unas horas ... Aprovecharemo para refrescarnos y ver el verde "fosforito" de Asturias. Un abrazo.

Mildolores dijo...

Preciosa crónica, Prisi.

Enhorabuena una vez más, sé que aunque el MAM sea una prueba habitual para ti nunca las infravaloras, por eso siempre acabas con éxito.
Por cierto, la maldición del 4 hizo estragos en Buelna. Solo acabé yo. Y mal.

Mikel Vm dijo...

Es un placer volver a revivir esta carrera, primera de muchas que vendrán si la suerte no lo impide. ¡cómo no iba a estar callado! es difícil hablar cuando me llevais cincuenta metros de ventaja. jeje.